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SINEMBARGO.MX

Después de que Ford, Fiat Chrysler y General Motors anunciaran su respaldo total a los planes de Donald Trump y cancelaran sus planes de inversión en el país, empresarios de México se prepara para la construcción de un coche eléctrico, con mano de obra 100 por ciento mexicana.

Giant Motors, empresa controlada por Inbursa, el brazo financiero del millonario Carlos Slim, está en proceso de lanzar un vehículo eléctrico para 2018 que será fabricado en colaboración con la empresa metal-mecánica Moldex, filial de Grupo Bimbo, y grupos académicos como el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.

“Estamos desarrollando un vehículo eléctrico mexicano, que no sólo sea ensamblado [en el país], queremos que también sea diseñado y acoplado a las necesidades de los mexicanos, respecto a precios y las ciudades”, aseguró Elias Massri, director de Giant Motors Latinoamérica, en una entrevista para Forbes México en tiempos donde el Gobierno y el sector privado piden unirse y comprar productos nacionales, ante la complicada situación comercial con Estados Unidos.

 

El anuncio llega después de que el empresario Carlos Slim presentara una defensa del mercado mexicano ante las amenazas de Trump. “Nuestra fuerza laboral es mejor que la de nuestros vecinos, más trabajadora, más creativa y aprende más rápido. Ahora hay que trabajar en que haya más empleos y mejores salarios en el país”, dijo en conferencia de prensa el pasado 27 de enero.

El pasado 29 de junio de 2016, la subsidiaria de la panificadora mexicana informó que podría vender camionetas eléctricas de carga ligera con tecnología nacional a compañías como Fomento Económico Mexicano (Femsa), Nestlé y otras firmas interesadas en el uso de transporte amigable con el medio ambiente.

Giant Motors buscará financiamientos y colaboración del Gobierno para promover el auto eléctrico como una alternativa ecológica.

La empresa mexicana lleva 10 años de operaciones en Sahagún, Hidalgo, donde se fabrican camiones ligeros y medianos de la marca Faw. También espera producir camiones pesados, para abastecer el mercado nacional.

El desarrollo local de autos eléctricos pueden ser una gran opción para México. Si se concretan los planes de Donald Trump de sacar a toda la industria automotriz, habrá mano de obra calificada para desarrollar. Además, el auto eléctrico permitiría disminuir la dependencia a la gasolina de Estados Unidos: el 80 por ciento de las importaciones vienen de allá.

Y luego está el tema de la contaminación: estos autos no generan emisiones que sí producen los que utilizan hidrocarburos.

Los eléctricos son vehículos muy silenciosos y de conducción cómoda. Los motores suelen ser ágiles, fuertes y duraderos y el costo por kilometraje podría disminuir dramáticamente. Los españones, por ejemplo, suelen cargar sus autos por la niche, cuando la tarifa es más baja.

La experiencia internacional dice que estos autos son mejores para las familias. Son más caros, pero es una inversión que se recupera pronto por los ahorros en combustibles.

Algunos gobiernos europeos han lanzado planes agresivos para ayudar a las familias a comprar autos eléctricos y con las tarifas de consumo de energía. Además, conforme la industria de autos eléctricos se fortalece, los precios han bajado hasta volverse racionales.

La mayoría de las empresas automotrices tienen ya sus versiones de autos eléctricos.

El desarrollo de puestos de recarga también está creciendo dramáticamente. Y hay nuevas ideas en el mercado. Apple, por ejemplo, está trabajando en un automóvil eléctrico y en baterías más duraderas.
Según la agencia Reuters, “Apple se ha puesto en contacto con las compañías que se encargan de las estaciones de carga para los coches eléctricos, así como pasando directamente a la contratación de ingenieros dedicados a este sector”.

Mientras Ford cancela inversiones millonarias y Fiat amenaza con hacer lo propio ante la actitud y presiones del nuevo Presidente estadounidense, Donald Trump, una colaboración entre empresas asiáticas y mexicanas surge en lo que promete ser la materialización de una nueva visión para el sector automotriz mexicano, que podría marcar el rumbo de la industria en los años que vienen.

El pasado 6 de febrero, la armadora mexicana Giant Motors anunció su expansión al segmento de automóviles ligeros con una inversión de 4 mil 400 millones de pesos para ampliar su planta en Ciudad Sahagún. La misión es fabricar automóviles de la marca china JAC en sus modelos SUV-S2 y SUV-S3 para venderlos en el mercado mexicano, así como exportarlos a países de Centro y Sudamérica.

Con ello, la industria podría dar un vuelco a la inercia en la que se ha visto envuelta en las últimas décadas, que ha colocado a las manufacturas automotrices en una situación de enorme dependencia del mercado estadounidense gracias a los beneficios de aranceles cero que llegaron con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Hoy, 80 por ciento de los vehículos que se producen en México se exportan a un Estados Unidos que, bajo la era Trump, podría establecer barreras al flujo comercial que ha dado sustento a 800,000 mexicanos que trabajan en las armadoras extranjeras establecidas en el país.