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24 Horas

A diferencia de las civilizaciones antiguas, en la actualidad la contaminación lumínica hace prácticamente imposible que las personas puedan disfrutar la experiencia espectacular de observar la Vía Láctea.

La luz que emiten las ciudades a través del alumbrado público provoca un brillo en el cielo que hace prácticamente imposible para las personas de cualquier edad puedan observar el cielo, lamentó el coordinador general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, José Franco.

Al dictar la conferencia: “Cosmovisión mesoamericana”, en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, recordó que culturas de todo el mundo tuvieron como elemento fundamental para su desarrollo el cielo y la Tierra.

De hecho hubo grupos de nómadas que vivieron una transición y se establecieron en lugares donde después se fundaron algunas ciudades que eligieron por su conocimiento perfeccionado a partir del cielo, comentó Franco.

En la actualidad, la contaminación lumínica dificulta no solo la observación directa, sino incluso la investigación astronómica, por lo que han surgido iniciativas para proteger los cielos oscuros en algunas regiones del planeta.

En Mexico, el primer antecedente legal que existe para proteger las actividades del Observatorio Astronómico de San Pedro Mártir, en Ensenada, se publicó en el Diario Oficial de la Federación de 1975, expuso el también investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Lo anterior, dijo, porque al crecer las poblaciones cercanas al observatorio, la luz artificial crece de forma discontinua, es así que se buscó por medio del gobierno municipal de Ensenada un mecanismo que pudiera prevenir el aumento de la contaminación lumínica.

Al seguir los antecedentes de grandes observatorios localizados en Arizona y Hawaii en Estados Unidos, y en las Islas Canarias en España, se promulgó el 29 de septiembre de 2006 el Reglamento para la Prevención de la Contaminación Lumínica en el municipio de Ensenada, Baja California.

“Como ejemplo de la importancia que tiene la observación del cielo, las antiguas civilizaciones mesoamericanas desarrollaron hace miles de años los calendarios lunar y solar”, resaltó el experto.

“Además de desarrollar los calendarios, la observación del cielo también tuvo una gran influencia en monumentos que actualmente se conocen como Stonehenge, de una edad estimada de tres mil 100 años y que se localiza en Reino Unido”, apuntó.