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La Jornada

La Secretaría de Salud lanzó este viernes el Programa Nacional para la atención oportuna de infarto agudo al miocardio, que se concentrará en los cinco estados con mayor prevalencia de dicho padecimiento, y cuyo objetivo es reducirlo al menos en 10 por ciento en su primer año de aplicación.

Marco Antonio Martínez, director del Instituto Nacional de Cardiología, y Alexandra Arias, jefa del servicio de urgencias de ese mismo órgano, explicaron que dicho programa se encargará de capacitar a unos 5 mil médicos y enfermeras de todo el país para que sepan cómo atender un infarto, y a su vez capaciten a otros colegas de sus respectivos estados.

Durante su primera etapa el esquema de formación se aplicará en las cinco entidades de la República con más casos de muertes por infarto agudo al miocardio, que son Yucatán, Hidalgo, Tabasco, Campeche y la Ciudad de México, en todos los hospitales de primero y segundo nivel.

A futuro, se planea que en cada estado haya al menos 200 médicos capacitados.

De acuerdo con los especialistas, el programa consiste en que los centros de salud públicos estén listos para identificar en un tiempo máximo de 30 minutos si una persona está sufriendo un infarto o no mediante un electrocardiograma. En caso de que así sea, deberán administrarle un trombolítico para evitar que fallezca.

Acto seguido, los médicos enviarán al paciente a un hospital donde pueda ser atendido o recibirán instrucciones para darle ellos mismos los primeros auxilios. El objetivo, enfatizaron, es que las personas afectadas reciban cuidados en un plazo máximo de 12 horas, para salvar su vida y disminuir las posibles secuelas.

Ambos médicos señalaron que en México fallece un promedio de 100 mil personas cada año por infarto al miocardio, que es el nivel más alto de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

“Desde que aparecieron los (medicamentos) trombolíticos, la mortalidad debe ser de ocho por ciento, pero aquí es una vergüenza: es de 27 por ciento”, en gran medida porque no todos los pacientes reciben la misma calidad de atención en todos los centros de salud, detalló Arias.

Según los cardiólogos, se espera que en cinco años México sea capaz de alcanzar un nivel de tratamiento a los pacientes infartados acorde a los estándares internacionales en la materia.