En Venezuela hay una fuerte tensión entre el Gobierno —que lucha por permanecer en el poder— y una oposición energizada que exige elecciones generales inmediatas, liberación de presos políticos, apertura de un canal humanitario, respeto al Congreso y desarme de grupos paramilitares.
Las protestas, que han dejado 60 muertos y más de mil 100 heridos, comenzaron hace dos meses cuando el Tribunal Supremo de Justicia asumió las competencias legislativas del Congreso, controlado por la oposición, y limitó la inmunidad de los legisladores. El Presidente Nicolás Maduro pidió al Tribunal revisar sus sentencias en medio de una avalancha de críticas locales e internacionales, pero el intento de controlar al Legislativo recrudeció un malestar social.
Miles de manifestantes han inundado las calles de Caracas y otras ciudades en las protestas casi diarias contra el Gobierno de Maduro, quien en medio de la crisis activó a inicios de mayo un proceso para reformar la constitución a través de una Asamblea Nacional Constituyente que se espera constituir en julio luego de la elección de sus 545 miembros.
¿CÓMO INICIARON LAS PROTESTAS?
La oposición se anotó una victoria en los comicios legislativos de 2015. En el país había frustración por el manejo de la economía y los líderes opositores se comprometieron a buscar la expulsión de Maduro por medios constitucionales, pero las autoridades judiciales y electorales han obstaculizado cada intento.
A fines de marzo de 2017, el Máximo Tribunal emitió dos sentencias en las que asumió las competencias legislativas de la Asamblea Nacional y limitó la inmunidad de los legisladores. Aunque los fallos fueron revertidos rápidamente, los líderes de la oposición sostienen que el gobierno socialista reveló sus verdaderas ambiciones dictatoriales.
¿POR QUÉ LA SITUACIÓN ES PREOCUPANTE?
El gran temor es que se repitan los disturbios y saqueos que sacudieron Caracas en 1989 y dejaron cerca de 300 muertos. La más reciente oleada de disturbios antigubernamentales en 2014 dejó 43 muertos y decenas de arrestos.
Venezuela tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo y un enorme número de armas de fuego circulan por las calles. Esto podría influir en los disturbios, así como las actividades de bandas de motociclistas armados que se han mostrado leales al Gobierno.
¿CUÁL ES EL PANORAMA ECONÓMICO?
Se prevé que la economía experimente un retroceso de 8 por ciento este año y el Fondo Monetario Internacional estima que la inflación se disparará a cuatro dígitos en 2018. Las reservas de divisas han caído drásticamente.
En medio de la crisis las autoridades venezolanas han salido a los mercados internacionales a negociar algunas posiciones en bonos para lograr ingresos adicionales para el gobierno. La banca estadounidense Goldman Sachs compró recientemente bonos de la corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) por 2 mil 800 millones de dólares al Banco Central de Venezuela, con importante descuento que se estima que le reportarán al Estado ingresos por 865 millones de dólares.
¿CUÁL ES LA SITUACIÓN DEL PETRÓLEO?
El petróleo financia 96 por ciento de los ingresos que recibe el país por exportaciones y la caída de los precios mundiales de este recurso golpeó duramente al Gobierno, dejándolo sin fondos para atender compromisos como el pago de deudas con aerolíneas extranjeras y empresas de servicios petroleros.
Los precios del crudo, que subieron alrededor de 60 por ciento este año después de alcanzar un mínimo en 13 años, podrían comprarle a Maduro algo de tiempo para intentar arreglar la economía. Un nuevo préstamo de China también podría ayudar, pero el mayor acreedor de Venezuela ha dejado de otorgar créditos.
¿BAJO QUÉ CIRCUNSTANCIAS GOBIERNA NICOLÁS MADURO?
Según las encuestas, 75 por ciento de los venezolanos quieren que Maduro se vaya, mientras cerca de 20 por ciento lo apoya.
Maduro mantiene un estrecho control sobre casi todas las ramas del gobierno y otras instituciones, aunque el apoyo dentro del partido oficialista se está erosionando.
La oposición, que en medio de esta crisis se unificó, ha tenido dificultades para conectarse con la gente pobre que todavía venera al fallecido presidente Hugo Chávez. Tanto los miembros radicales de la oposición como los moderados quieren mantener las protestas callejeras e impulsar nuevas elecciones generales.
¿QUÉ PAPEL JUEGAN LOS MILITARES?
Históricamente, los militares en Venezuela han sido árbitros de las disputas políticas y algunos opositores están tratando de estimular a los uniformados a tomar medidas para resolver el actual estancamiento. Sin embargo, Chávez y Maduro han sido hábiles para ganarse a los altos mandos a través del padrinazgo y puestos en el Gobierno y no hay signo externo de descontento, ni siquiera en los niveles inferiores.
¿LA OEA PUEDE INFLUIR EN LA RESOLUCIÓN DE LA CRISIS?
Un total de 18 cancilleres de 34 países buscan este miércoles en la OEA darle una respuesta regional a la crisis venezolana.
Los cancilleres analizan un proyecto de declaración presentado por Guyana a nombre del bloque caribeño Caricom en el que se solicita al Gobierno venezolano que reconsidere su decisión de retirarse de la OEA. El proyecto de Guyana también llama al cese inmediato de la violencia, la adopción de “planes concretos” para restaurar la paz y que el gobierno y la oposición venezolanos se comprometan a un proceso de diálogo renovado.
Otros dos proyectos menos moderados —uno de Antigua y Barbuda y otro presentado en conjunto por Perú, Canadá, Estados Unidos, México y Panamá— solicitan a Maduro que desista de sus planes de celebrar una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la carta magna, que libere a los presos políticos, que elabore un calendario electoral y que acepte asistencia humanitaria internacional.
La adopción de una declaración sería el pronunciamiento más categórico hasta el momento de los gobiernos americanos, pero sus consecuencias directas sobre la crisis en el país caribeño son inciertas porque Caracas inició el mes pasado un trámite de dos años para abandonar el organismo hemisférico alegando que la reunión de los cancilleres representa una intromisión inaceptable en sus asuntos internos.