La ley electoral tiene anacronismos. Uno es la ley seca, que proviene de los años de la Revolución. Eran los tiempos de los caudillos y de las facciones, la mayoría no sabía leer ni escribir, donde las elecciones libres eran una novedad. El otro anacronismo es el de la jornada de reflexión los tres días previos a la elección. Ya veo desde la medianoche del miércoles a 20 millones de electores en cuatro estados, en posición de Ommmh» reflexionando el voto. Eso comenta Joaquín López Dóriga en «Milenio».