El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró en Miami que «pronto se va a lograr una Cuba libre» y calificó de «brutal» al régimen castrista.
En el teatro Manuel Artime de la Pequeña Habana, que lleva el nombre de uno de los brigadistas de la fallida invasión de Bahía Cochinos (Cuba), en 1961, Trump expuso las líneas maestras de la revisión que ha decidido hacer en la política de normalización de relaciones con la isla iniciada por su antecesor Barack Obama.
Acompañado del vicepresidente Mike Pence, varios integrantes de su gabinete, el gobernador de Florida, Rick Scott, congresistas de origen cubano como Marco Rubio, Mario Díaz Balart y Carlos Curbelo y representantes de la disidencia cubana, Trump mencionó a los disidentes José Daniel Ferrer y Berta Soler, a los que no se les permitió viajar a Miami, pero «están aquí con nosotros».
Los principales cambios son una prohibición para que las empresas de EU hagan negocios con compañías cubanas de propiedad o controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba y restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a la isla.