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Con información de RT

Neurocientíficos de las universidades Wilfrid Laurier y Toronto Scarborough (Ontario, Canadá) han descubierto que la falta de empatía que caracteriza a muchas personas con poder es fruto de la alteración de ciertas funciones cerebrales.

 

A través de una técnica para estimular células nerviosas en regiones específicas del cerebro, esos especialistas han demostrado que las secciones relacionadas con las neuronas espejo —que responden ante procesos de aprendizaje e imitación ligados a la vida social, incluida la empatía— son menos sensibles y responden con menor eficacia en quienes ostentan un puesto de mando.

Sukhvinder Obhi, uno de los responsables de la investigación, asegura que “el poder tiene un profundo efecto sobre el sistema neurocognitivo del comportamiento” y destaca que resulta común que quienes consiguen ascensos desarrollen “algunos cambios de comportamiento” que “no siempre son positivos”.

A pesar de que la razón que provoca este cambio se desconoce, el estudio sugiere que el fenómeno obedece a un problema de “neuroplasticidad del cerebro” por su falta de capacidad para reconfigurarse en función de las experiencias.

Las personas afectadas por esa condición pueden presentar cuadros similares a quienes han sufrido una lesión cerebral traumática. De este modo, son más impulsivos, menos consciente de los riesgos y, sobre todo, menos capaces de ver las cosas desde el punto de vista de los demás.

Los casos más graves, que van acompañados de un aumento desmedido del ego, pueden desencadenar el síndrome de Hubris, que genera un orgullo o confianza en uno mismo exagerados, añade la revista The Atlantic.