Ahora sí, como dijera la canción “Despacito” pero poco a poco se nos van metiendo y lo mejor o peor, de acuerdo a los intereses de cada quien, igual nos van involucrando en su disputa interna. Así, tanto Héctor como Pepe Yunes nos convidan de su interés por ser uno de ellos el candidato del PRI a la Gubernatura.

Al menos en redes sociales he visto a quienes salen a exponer las virtudes de uno como los defectos del otro; las cualidades que lo hacen la mejor opción como las vaguedades del otro. Al final, por mucho que uno exponga, le caiga bien, le vea espolones, o lo que sea, la decisión no será por “querencias” de uno, habrá que ver cuál sea el factor que determine la decisión del PRI o del PRI-sidente…

II

Lo que sí puede uno observar es que Pepe como Héctor tienen su propia forma y estilo de matar pulgas.

Pepe apuesta al trabajo discreto, a su labor de gestoría, a la política de servir y sin aspavientos… baja recursos para caficultores, para hacer caminos, se reúne con alcaldes electos y un sinfín de cosas más, pero no sé qué tanta resonancia tengan sus acciones entre los priístas.

Por su parte, Héctor es igual de discreto en su labor como gestor y en una de ésas, se pasa de discreto más que Pepe, pero a la hora de echar grilla, agarra la matraca y se da vuelo dándole vuelta y vuelta porque es un especialista en hacer ruido.

III

En términos llanos, pudiéramos decir que Héctor no le importa si lo madrean o si lo alaban… apuesta a la tesis: Que hablen mal de mí, pero que hablen. Y sí, a diferencia de Pepe, Héctor es muy mediático, excesivamente mediático, lo que al menos lo mantiene en el escenario y no sólo ante los ojos de la militancia priísta, sino de la opinión pública.

A lo mejor por eso, es que Héctor va conformando un equipo con la «renovación de contrato» de su compadre Esaú Valencia, del Tiburoncito Rafael Pérez Cárdenas (de quien dicen que ya es el encargado de elaborar sus discursos…) y la reciente adquisición, Tavo Cadena Mathey, a quien le habían dado «aire» del Poder Judicial y el vecino de Acayucan entabló pleito legal…

Mientras, Pepe Yunes hace su juego, no hace aspavientos, no se confronta, y al igual que Héctor, sigue trabajando, pero sin tanta matraca, sin tanto ruido, en espera de que su estrategia al final del día, le funcione.

Lo sacaron a pasear

Quién anda de «Mírame y no me toques» es el famoso Pipiolo del Congreso, Juan Manuel de Unanue, y todo porque el fin de semana se fue a la hacienda «Los Picachos», en San Miguel de Allende, a una boda, ¡pero no fue cualquier boda! se trató del enlace matrimonial de Erika Zaba y Francisco Oliveros… What? Bueno, es más fácil identificar a Erika como la ex integrante del Grupo OV7 y a Francisco, como el CEO de SURA México, una de las aseguradoras más importante del país. Sí, y se ha de preguntar ¿qué pitos toca el Pipiolo en esa boda? ¿Será «amiguis» de la OV7 o tendrá roce con las altas esferas del teje y maneje de los negocios? Pues ninguna de las dos, allí, quien tiene vara alta es Melina Robert, su esposa, que entre otros atributos, es modelo y actriz ¡y por supuesto! conoce a toda la raza del Jet Set de la farándula… como quien dice, al Pipiolo ¡lo sacaron a pasear!

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