El 24 de enero de 1975, la Unión Soviética se encargo de hacer historia, esto luego de disparar un arma en el espacio por primera vez.
Un acontecimiento que tuvo lugar bajo el proyecto Almaz que se mantuvo en silencio durante años.
El acontecimiento no se hizo público hasta después de la caída de la URSS, a principios de los años 90.
Los soviéticos temían un posible ataque de Estados Unidos a sus estaciones espaciales (presuntamente secretas). Por ello, desarrollaron un arma que pudiera atacar ante un eventual conflicto (aunque fuera en el espacio).
Se trataba de un Kartech R-23M, un cañón de 23 mm (algunos hablan de 14,5 mm), una versión para el espacio similar al utilizado en los bombarderos soviéticos Túpolev Tu-22 que se instalaría bajo el proyecto Almaz.
El R-23M Kartech fue desarrollado en el taller de Alexánder Nudelman, conocido por muchos importantes desarrollos técnicos de la Segunda Guerra Mundial; y podía alcanzar objetivos a una distancia de hasta cuatro kilómetros.
La capacidad de disparar llegaba hasta 5.000 proyectiles de 200 gramos por minuto. Además, la velocidad de los disparos era de 690 metros por segundo.
La URSS instaló el cañón R-23M en la Salyut-3 y el disparo de prueba tuvo lugar el 24 de enero de 1975, pocas horas antes de que la estación fuera destruida.
Ese día, los soviéticos dispararon el cañón por control remoto, entre una y tres ráfagas. Al mismo tiempo, la Salyut-3 encendía los propulsores de la estación, una medida utilizada para contrarrestar el retroceso del cañón y mantener la estabilidad de un vehículo de 20 toneladas. Poco después, la estación decía adiós. La Salyut-3 reentraba en la atmósfera terrestre y se destruía.