La tensión militar entre China e India, potencias nucleares, por el Himalaya empezó a escalar a niveles preocupantes tras las recientes escaramuzas entre ambas tropas.
La más reciente se produjo cuando tropas chinas arrojaron piedras a los soldados indios cerca del lago Pangong, una atracción turística en la región de Ladakh.
Un funcionario indio de defensa señaló este miércoles que los soldados chinos habían intentado dos veces entrar en el territorio indio pero que habían sido rechazados.
La confrontación se resolvió después de que las partes indias y chinas se retiraron a sus respectivas posiciones, agregó.
Este incidente se produce en medio de la disputa por la meseta estratégica del Himalaya, donde cientos de soldados indios y chinos se enfrentan desde hace más de dos meses, y cuya soberanía reclaman China y el pequeño reino de Bután, estrecho aliado de India.
A mediados del pasado mes de junio, Beijing acusó a Nueva Delhi de enviar tropas al área para bloquear los trabajos que realizaba en una carretera ubicada en esa demarcación.
Desde esa fecha, unidades militares de ambas naciones mantienen un arriesgado pulso en la zona, separadas por sólo algunos cientos de metros.
La controversia ha recuperado en los dos países el espectro de la breve, pero sangrienta refriega militar, que libraron a finales de 1962, que se originó por un motivo muy similar y en la misma región montañosa.
Beijing y Nueva Delhi comparten casi tres mil 500 kilómetros de frontera con amplias zonas cuya delimitación continúa en el limbo desde el siglo XIX.
China ha pedido repetidamente a India que se retire unilateralmente del área de Doklam, un área fronteriza entre el Tíbet, el estado indio de Sikkim y el reino de Bután, o se enfrenta a la perspectiva de una escalada.
Los medios estatales chinos han advertido a India de un destino peor que su aplastante derrota en una breve guerra fronteriza en 1962.
Nueva Delhi afirmó que envió a sus tropas porque la actividad militar china en Doklam, cerca de la unión de las fronteras de India, China y Bután, era una amenaza para la seguridad de su propia región noreste.
Beijing sostuvo que India no tenía ningún papel que jugar en la zona y que los esfuerzos diplomáticos para desactivar la crisis no han avanzado mucho.
“China argumenta que tiene soberanía incuestionable sobre Doklam a partir del tratado de 1890 entre China y Gran Bretaña que delimita la frontera entre el estado de Sikkim y el Tíbet, así como el punto fronterizo con Bután”, explican los académicos Sameer Lalwani, Yun Sun y Liv Dowling
“Dado que tanto India como China han aceptado este tratado, India no tiene razones legítimas para cruzar la frontera, y por lo tanto sus acciones constituyen una invasión de territorio chino”, señalaron los expertos en un artículo en la revista Foreign Policy titulado “¿Por cuánto tiempo pueden China e India evitar la guerra en el Himalaya?”
“India admite que sus tropas han cruzado una frontera internacional, pero a Bután, no a China. La injerencia india está justificada por el tratado de amistad con Bután de 2007, y en el interés de ambos países en detener los intentos de China de revisar el status quo”, señalan.