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Exélsior

Pionero en la siembra del aguacate en el municipio de Uruapan, desde la década de los 60 del siglo pasado, el empresario Enrique Bautista Villegas trabajó también de cerca con la representación del sector que formó parte de las negociaciones para la apertura del mercado en Estados Unidos a la exportación del llamado oro verde.

Ha visto crecer el negocio que representa este fruto a niveles que nunca imaginó cuando se formalizó el Tratado de Libre Comercio con América del Norte, TLCAN.

En el proceso de las negociaciones para abrir el camino comercial del aguacate, Enrique Bautista recuerda las principales barreras se focalizaban en las cuestiones fitosanitarias; al fruto se le consideraba injustificadamente como portador de plagas cuarentenarias, lo que se desmintió con pruebas fehacientes que la Sagarpa entregó a los representantes del gobierno de Estados Unidos.

Además, en aquel país existían productores de aguacate que se oponían y rechazaban todo tipo de competencia que afectara el negocio redondo que en aquellos días disfrutaban: “Entonces en el año de 1997 las autoridades estadunidenses decidieron abrir el mercado del aguacate mexicano”, dijo Enrique Bautista Villegas, productor aguacatero de Michoacán.

Los productores michoacanos nunca imaginaron que las mil 200 toneladas que se enviaron en el primer año de exportaciones se incrementarían a más de 500 mil toneladas que se transportan actualmente.

En el panorama de la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, el empresario frutícola no vislumbra cambios importantes para el sector aguacatero, pues la demanda del producto es irreemplazable entre los consumidores de los EU, un punto preocupante sería que se cargaran a las exportaciones más aranceles, “de imponerle impuestos a la importación de aguacate o de otros productos pues iría obviamente en detrimento de los productores que se sentirían afectados, pero sobre todo de los consumidores porque los precios se irían para arriba”.

Bautista Villegas fue un agente activo para que en 1997 se pudiera consolidar la apertura comercial de Estados Unidos al aguacate michoacano. Como presidente de la Comisión del Aguacate del estado de Michoacán en aquel tiempo formó parte de las comisiones del sector productivo que asistieron a las audiencias públicas en territorio estadunidense donde se autorizó que el vecino país importara el aguacate mexicano vetado desde 1912.

“Asistimos a las audiencias públicas que se celebraron en diferentes ciudades estadunidenses en las cuales iban consumidores, productores y empacadores”.

La producción del llamado oro verde no debe caer en un descontrol; la producción debe implementarse ordenadamente bajo el escrutinio de las autoridades, ya que el cambio del uso del suelo está causando daños irreversibles al medio ambiente, recordó.

Es así que el TLCAN fue la clave para que municipios de Michoacán como Uruapan, Tancítaro, Ario de Rosales, Tacámbaro y, recientemente, Salvador Escalante y Ziracuaretiro se convirtieran en puntos estratégicos de producción de agro en México.

En el aspecto económico, ciudades como Uruapan no conciben su entorno social sin las exportaciones de aguacate, como lo dijo el productor Pedro Rodríguez.