Como cada año desde 1945, la localidad valenciana de Buñol se tiñó de rojo al reunir a cerca de 22 mil personas que se lanzaron 160 mil kilos de tomate durante una hora, en medio de un amplio dispositivo de seguridad.
“La Tomatina” de Buñol, que se celebra el último miércoles del mes de agosto es una de las fiestas más conocidas y que reciben más visitantes en el país.
Siendo una fiesta popular que año tras año atraía a un mayor número de visitantes, la organización del evento decidió, a partir de 2013, vender las entradas y poner tope a los visitantes hasta los 22 mil, para evitar aglomeraciones.
Esta fiesta tiene su origen en 1945, cuando un grupo de jóvenes asistió a una marcha de “gigantes y cabezudos” en el pueblo y uno de ellos, por la euforia estival, cayó al suelo.
Debido al enfado, y con un puesto de verduras próximo, se lió a tomatazos con todo las personas de su alrededor. Así nació “La Tomatina”.
El próximo año tras ese altercado, y debido a la dimensión que suscitó la guerra de tomates del curso anterior, se repitió el enfrentamiento. En este caso, de carácter lúdico.
Aunque la fiesta adquiriera gran expectación los años posteriores, no fue legalizada hasta finales de los años 50.
Fue en 1980 cuando el ayuntamiento comenzó a suministrar los tomates a los participantes y desde agosto de 2002 el evento es declarado Fiesta Turístico Internacional por la Secretaría General de Turismo.
“La Tomatina” es una fiesta donde sobre todo los jóvenes “disfrutan” lanzándose tomates pero el ayuntamiento de Buñol, por medio de su página “web” hace algunas advertencias.
El consistorio advirtió no introducir botellas ni objetos duros, ya que se pueden producir accidentes y daños a los “compañeros de batalla”, así como no romper ni lanzar camisetas, ni propias, ni de los demás.
También aconsejó aplastar los tomates antes de lanzarlos de manera que el golpe sea menos contundente; mantener una distancia prudencial con los camiones que llevan los tomates y dejar de lanzarlos a las 12:00 en punto, una hora después del inicio del festejo.
Para este festejo que constituyó la septuagésima segunda edición, la Tomatina de Buñol manifestó, un año más, su repulsa hacia las actitudes violentas y machistas.
En un video coral, grabado en múltiples idiomas y en el que aparecen numerosos vecinos y representantes políticos de la localidad, Buñol hizo un llamado al civismo y al respeto para tener la fiesta en paz.
Constantemente, esta celebración es objeto de críticas al considerarse el lanzamiento de tomates un despilfarro de alimentos, aunque el Ayuntamiento de Buñol ha reiterado que el producto que se usa no es apto para el consumo humano y que de no usarse para la festividad sería tirado a los vertederos.