En Los Girasoles Coapa, donde dos edificios habitacionales se derrumbaron completamente a causa del sismo del 19 de septiembre, terminaron las labores de rescate e iniciaron las de limpieza y remoción de escombros con la entrada de trascabos, camiones y otra maquinaria pesada.
El saldo de casi tres días de trabajo de rescatistas, voluntarios, marinos y policías federales es de 21 personas rescatadas con vida y ocho fallecidos.
Antonio Alfaro, jefe de Zona de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la Ciudad de México, confirmó a esas cifras y destacó que por la noche del miércoles 20 de septiembre se logró el rescate con vida de una mujer de 87 años de edad que fue trasladada a un hospital.
Fue una labor muy satisfactoria lograr estos rescates. Ahora ya entró la maquinaria pesada para la remoción de escombros, ello una vez que rescatistas corroboraron que ya no hay personas en los dos edificios colapsados”, comentó.
Los edificios del conjunto Girasoles Coapa, ubicado en la calle Rancho Los Arcos, entre calzada del Hueso y Rancho Vista Hermosa, no fueron los únicos afectados. Vecinos del lugar comentaron que al menos otros cuatro edificios de este conjunto tienen daños severos, por lo cual ya están siendo desalojados.
A unos pasos de ahí, el centro comercial Galerías Coapa muestra las huellas del sismo que afectó severamente sus estructuras, fachadas y diversas tiendas departamentales. El lugar se encuentra acordonado y cientos de empleados de los comercios se encuentran al exterior en espera de alguna información por parte de los propietarios, gerentes o de las autoridades.
Esta zona devastada empieza a lucir diferente, pero con los rostros de tristeza de vecinos del lugar, que recuerdan a algunas de las víctimas. Camiones del Ejército Mexicano y de la Policía Federal que apoyaron las labores de rescate se empezaron a retirar la tarde de este jueves.
Asimismo, los cientos de rescatistas que trabajaron incansables por 48 horas también se empezaron a retirar del lugar. Las muestras de solidaridad se mantienen.
Una pareja con su pequeño hijo repartía platos de arroz blanco y agua a los uniformados que se mantienen acordonando la zona, así como a los trabajadores que realizaban labores de remoción de escombros.