PRIMER ANIVERSARIO LUCTUOSO DE RENÉ AVILÉS FABILA. (IV)
Periodismo y Literatura siempre han ido de la mano, gran cantidad de escritores han iniciado su carrera literaria en el Periodismo y con el paso de los años desarrollan las dos disciplinas a la par, tal es el caso de René Avilés Fabila, quien en los 50 años que ejerció su carrera como literato publicando libros de cuentos, novelas, ensayos, al mismo tiempo escribió sus artículos periodísticos semanales, sin dejar de remarcar que fue el fundador y director del prestigiado suplemente cultural “El Búho” hoy vigente a nivel nacional como una importante revista cultural.
Derivado del interés que siempre profesó por el periodismo, René Avilés publicó en 1999 un libro que lleva el título: “La Incómoda Frontera entre el Periodismo y la Literatura.” En esta obra René realiza una selección de entrevistas, opiniones, planteamientos, posturas, sobre el Periodismo y la Literatura en voces de la talla de: “Ernst Hemingway, Alejo Carpentier, Camilo José Cela, Antonio Gala, Mario Vargas Llosa, Oscar Wilde, Renato Leduc, Manuel Buendía, Gabriel García Márquez, Lawrence Durrell, Thorton Wilder, Salvador Novo, Truman Capote, Alberto Dallal, Norman Mailer, Tom Wolfe.”
Uno de los temas centrales planteados en la obra consiste en conocer las opiniones de los escritores antes señalados sobre si el periodismo es útil al joven literato, si algunos trabajos periodísticos con el tiempo adquieren un valor literario, son varios los planteamientos y muy variadas las posturas, lo que resulta muy claro es que con el paso de los años el periodismo ha adquirido un valor literario incuestionable, antes de conocer algunas posturas de los escritores, sólo basta recordar obras periodísticas que hoy se siguen leyendo con un enorme interés por su valor literario, ejemplos: Relato de un náufrago de Gabriel García Márquez y Los Periodistas de Vicente Leñero.
Algunos escritores que fueron periodistas cómo en el caso de Hemingway quien llegó a ser reportero de guerra, apuntó que se debe ser periodista al inicio, pero muy joven hay que retirarse del periodismo: “Definitivamente no creo que escribir sea una especie de autodestrucción, aunque el periodismo, después que se llega a cierto punto, puede ser una autodestrucción cotidiana para un escritor creador serio.”
Mario Vargas Llosa difiere de la posición expresada por Hemingway, de hecho, hasta el día de hoy Vargas Llosa sigue haciendo periodismo, lo que si aclara el escritor peruano-español, es que el periodismo tiene la gran limitante del tiempo, en palabras textuales apuntó: “La vida real fluye y no se detiene, es inconmensurable, un caos en el que cada historia se mezcla con todas las historias y por lo mismo no empieza ni termina jamás. La vida de la ficción es un simulacro en la que aquel vertiginoso desorden se vuelve orden: organización, causa, efecto, principio y fin.”
Un punto clave que explica Vargas Llosa sobre la diferencia entre Periodismo y Literatura es el siguiente: “Se tratan de sistemas opuestos de aproximación a lo real. En tanto que la novela se rebela y transgrede la vida, aquellos géneros no pueden dejar de ser sus siervos. La noción de la verdad o mentira funciona de manera distinta en cada paso. Para el periodismo o la historia la verdad depende del cotejo entre lo escrito y la realidad que lo inspira. A más cercanía, más verdad, y, a más distancia, más mentiras.”
Renato Leduc no recuerda con agrado su etapa como periodista, considera que el que pretenda escribir novelas, teatro, cuentos, ensayos, debe estar lejos del periodismo, porque éste oficio es muy absorbente y deja muy poco tiempo para la creación: “Después de permanecer cuatro o cinco horas diarias culiatornillado frente a la máquina tecleando idioteces para ganarse el pan cotidiano, ya no le queda a uno humor ni para escribirle recaditos a la mujer amada.”
Independientemente a las posiciones planteadas, el Periodismo en los últimos años ha nutrido a la Literatura, la discusión si es un género literario o un oficio, desde una opinión personal no tiene mayor relevancia, porque las reglas de cada género son muy claras, sin embargo, cuando una crónica está bien escrita, un relato es extraordinariamente narrado, con el paso del tiempo los convierte en una obra literaria clásica, el nombre que adquiera puede variar e incluso Truman Capote la llamó novela sin ficción, y esta postura la desarrolla de manera profunda el escritor norteamericano Tom Wolfe, cuando nos narra:
“La historia contada por Capote de la vida y la muerte de dos vagabundos que exterminaron a una acomodada familia de granjeros de Kansas apareció en forma seriada en The New Yorker en otoño de 1965 y se publicó como libro en febrero de 1966. Causó sensación… y fue un golpe terrible para todos aquellos que confiaban que el execrable Nuevo periodismo o Paraperiodismo se extinguiese sí como una bengala. No se trataba, a fin de cuentas, de algún oscuro periodista, de algún escritor independiente, sino de un novelista de larga reputación… cuya carrera había caído en el marasmo… y que de repente, con este golpe certero, con este giro hacia la abominable nueva forma de periodismo, no sólo había resucitado su prestigio, sino que lo había hecho aún mayor que antes… y se había convertido en una celebridad de la más sorprendente magnitud. Gente de todas clases leían A sangre fría, gente cuyo gusto era de todos los niveles. Todos se quedaban absortos con el libro. El propio Capote no lo llamó periodismo, solo la novela de no-ficción.”
La literatura posee una libertad absoluta para crear, el periodismo está limitado a narrar la realidad, pero si ambos géneros se juntan en un artículo, en una crónica, en un relato, poco se hablará de qué estamos leyendo, lo que se dirá es que estamos frente a una obra de arte, y las fronteras que las reglas y las ciencias establecen, con la buena prosa y narrativa desaparecen.
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