Científicos han descubierto que cañones enormes que atraviesan el bajo vientre de los ‘estantes’ de las plataformas de hielo de la Antártida, contribuyen potencialmente a hacerlos más frágiles.
Este es uno de los hallazgos que resultan del análisis de los datos de las misiones CryoSat y Sentinel-1 de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).
La Antártida está rodeada por ‘estanterías’ de hielo, gruesas bandas de hielo que se extienden desde la capa de hielo y flotan en las aguas costeras. Estas bandas juegan un papel importante en reforzar la capa de hielo en tierra,aminorando de manera efectiva el flujo de esta capa mientras se arrastra hacia el mar.
La capa de hielo que cubre la Antártida es, por su propia naturaleza, dinámica y está constantemente en movimiento. Sin embargo, ha habido recientemente un número preocupante de informes sobre estantes flotantes que están adelgazando e incluso colapsando, permitiendo que el hielo tierra adentro fluya más rápido al océano y, por tanto, contribuya al aumento del nivel del mar.
Mientras los científicos continúan estudiando la cara cambiante de la Antártida, monitorean las grietas en la superficie del hielo que podrían señalar la desaparición de una plataforma y aprenden cómo estos cambios están afectando a la biología de las aguas costeras. Además, son conscientes de los cambios dramáticos que tienen lugar a bajo la superficie, ocultos a la vista.
ESTUDIO DE LA PLATAFORMA DOTSON
Hay grandes cañones invertidos en la parte inferior de los estantes de hielo, pero se sabe poco sobre cómo se forman y cómo afectan a la estabilidad de la capa de hielo.
Se cree que un tipo de estos cañones es causado por el agua subglacial que se drena por debajo de la capa de hielo y escapa hacia el océano. En esta región, el agua del océano está estratificada, con el agua más caliente en la parte inferior. Sin embargo, a medida que el agua de fusión se derrama hacia el océano, se eleva porque es menos densa que el agua de mar, pero a medida que se eleva arrastra el agua de fondo, caliente, que hace que el bajo vientre de la plataforma de hielo flotante se derrita.
Otro tipo de estos cañones es causado, según se cree, por la manera en que el agua del océano circula bajo el estante. Los científicos han estado utilizando CryoSat de la ESA para estudiar los cambios en la superficie de la plataforma de hielo y la misión Sentinel-1 para estudiar cómo fluyen los estantes para aprender más sobre lo que sucede. Los científicos se han centrado en la plataforma de hielo Dotson, en la Antártida Occidental.
En la investigación ha participado Noel Gourmelen, de la Universidad de Edimburgo, que explica que se han encontrado cambios sutiles en los datos de elevación de la superficie de CryoSat, y de la velocidad del hielo con Sentinel-1, que muestran que la fusión no es uniforme, sino que se ha centrado en un canal de cinco kilómetros de ancho que corre 60 kilómetros a lo largo de la parte inferior del estante.
«A diferencia de las observaciones más recientes, pensamos que el canal bajo Dotson se erosiona por el agua caliente, alrededor de un grado centígrado, ya que circula bajo el estante, agitado en sentido de las agujas del reloj y hacia arriba por la rotación de la Tierra», describe el científico.
EL CAÑÓN, RESPONSABLE DEL VERTIDO DEL 10% DEL AGUA AL OCÉANO
Al revisar datos antiguos de satélite, los investigadores creían que este patrón de fusión ha estado ocurriendo por lo menos durante los 25 años en que los satélites de observación de la Tierra han estado registrando cambios en la Antártida. «Con el tiempo, la fusión ha parido en un amplio canal de hasta 200 metros de profundidad y 15 kilómetros de ancho que atraviesa toda la longitud de la parte inferior de la plataforma de hielo Dotson», indica Gourmelen, que señala que se puede ver que este cañón se está haciendo más profundo, alrededor de 7 metros al año, y que el hielo de arriba está fuertemente excavado.
Según el investigador, el derretimiento de la plataforma de hielo de Dotson hace que 40 mil millones de toneladas de agua dulce se viertan cada año en el Océano Austral, y el cañón analizado es el único responsable de la liberación de 4.000 millones de esas toneladas (un 10% del total), lo que supone «una proporción significativa» para Gourmelen.
La fuerza de un estante de hielo depende de lo grueso que es. Dado que los estantes ya están sufriendo adelgazamiento, estos cañones revelan que es probable que desarrolle fracturas, y el hielo de base fluirá más rápido de lo que debería en caso contrario. «Es la primera vez que hemos podido ver este proceso en desarrollo y ahora vamos a expandir nuestro área de interés a los estantes en toda la Antártida para ver cómo están respondiendo», concluye Gourmelen.