El primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, descartó hoy la posibilidad de una guerra civil en Irak, en medio de las crecientes tensiones entre su gobierno y las autoridades de la región autónoma de Kurdistán, que impulsan la independencia.
El líder de la nación musulmana reiteró este martes que la administración federal debe aplicarse en todo el país, por lo que advirtió contra lo que describió como “actos provocativos” en el norte iraquí, como la quema de la bandera nacional.
“No permitiré que Irak sea víctima de una guerra civil”, sostuvo al-Abadi en un comunicado emitido después de que las fuerzas iraquíes retomaron el control de la ciudad de Sinyar y de dos cruciales campos petroleros en la norteña provincia de Kirkuk, que estaban en manos de tropas kurdas.
La tensión se incrementó entre Bagdad y la autoridad en Erbil, capital del Kurdistán, desde el pasado 25 de septiembre, cuando la región celebró un referéndum cuyos resultados mostraron que 93 por ciento de los kurdos respalda que su territorio se independice de Irak.
“El referéndum en el Kurdistán ahora está en el pasado”, declaró al-Abadi, y añadió que la bandera iraquí “pertenece a todos los ciudadanos iraquíes y debe ser izada por todo el país”.
El primer ministro iraquí había pedido al gobierno kurdo que anulara la consulta, pero éste se rehusó, así que Bagdad emprendió una serie de medidas para presionar a Erbil a desistir de sus aspiraciones, como una restricción de vuelos internacionales desde y hacia esa región.
El pasado fin de semana el gobierno central iraquí envió tropas a Kirkuk para retomar posiciones estratégicas que habían tomado las tropas kurdas tras expulsar a los combatientes del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
El referéndum de septiembre pasado enfrentó a una fuerte oposición de la mayoría de los actores regionales e internacionales, incluidos Estados Unidos, Turquía e Irán, países que advirtieron que la consulta distraería de la lucha de Irak contra el terrorismo y desestabilizaría aún más la región.