Por todos es sabido que la energía eólica es, dentro del mix de las fuentes renovables, una de las llamadas a desempeñar un papel protagonista en la transición a un modelo más limpio, respetuoso y sostenible con nuestro planeta. La reciente investigación de la Universidad de Stanford publicada a comienzos de la semana pasada y dirigida por la investigadora Carnegie Anna Possner junto con Ken Caldeira de la Carnegie Institution for Science revela que la energía eólica que hay sobre los océanos basta para abastecer todo el planeta.
Para ello, el análisis compara una hipotética explotación eólica de casi 2 millones de kilómetros cuadrados situada sobre los Estados Unidos y centrada en Kansas con otra ubicada en el océano Atlántico. Pese a que su implantación es compleja y en ella caben numerosos obstáculos prácticos, la conclusión principal del estudio es que los parques eólicos flotantes, situados sobre aguas muy profundas, constituyen una tecnología con gran proyección de futuro para aprovechar la energía eólica en los océanos abiertos.
Ken Caldeira afirmaba que “se trata de una especie de luz verde para esa industria desde el punto de vista geofísico”. Cubriendo gran parte de los EU con parques eólicos no sería bastante para alimentar a ese país y a China, lo que demanda una capacidad de generación de unos 7 terawatios al año. No obstante, un parque eólico ubicado en el Atlántico Norte sí sería suficiente para abastecer a los dos países. “Sobre la media anual de consumo en el planeta, la energía eólica disponible en el Atlántico Norte podría ser suficiente para alimentar al mundo”, concluye el estudio.
Para cubrir las necesidades energéticas actuales de la humanidad, estimadas en 18 teravatios, se requiere como infraestructura una instalación eólica con una superficie superior a los 3 millones de kilómetros cuadrados, cuya equivalencia es superior a la extensión total de Groenlandia. Quedan abiertas múltiples cuestiones como la fuerza y velocidad del viento, cambiante según la estación o la creación de tecnologías para capturar la energía a tal escala y transferirla a tierra firme.