Los ocho prototipos de la barda fronteriza, ordenados por el presidente Donald Trump, están recibiendo los toques finales para ser evaluados por la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.
Cada modelo le ha costado al gobierno 500 mil dólares.
Los prototipos forman una estrecha fila de imponentes paneles de concreto y metal, incluyendo uno que cuenta con filosos bordes metálicos en la cima.
Otro de ellos tiene una superficie similar a una costosa calzada de ladrillos.
Las estructuras están elevadas en un área de la Mesa de Otay bajo la severa vigilancia de equipos de seguridad, así como por un intenso movimiento de trabajadores de construcción y supervisores.
Las seis empresas seleccionadas para la construcción del muro tienen sede en Estados Unidos.
Entre ellas figuran, por ejemplo, KWR Construction, Inc., con sede en Sierra Vista (Arizona); ELTA North America Inc., de Annapolis Junction (Maryland), y Sterling Construction, procedente de la ciudad de Houston (Texas).
Las compañías iniciaron la construcción de los ocho prototipos desde septiembre pasado en la frontera de San Diego, con una fecha límite para su finalización el próximo 26, cuando serán entregados al Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés).
Sin embargo, hasta el momento el Congreso de Estados Unidos no ha aprobado el dinero para ninguna construcción adicional del muro fronterizo.
Todos los modelos tendrán entre 5 y 9 metros de alto y 9 de largo.
Cuatro de los prototipos serán de hormigón, mientras que los otros cuatro serán de materiales alternativos.
Los funcionarios del DHS evaluarán la dificultad que presenten para ser escalados o hacer un túnel.
Asimismo, calificarán si los sensores alertarán a los agentes de la Patrulla Fronteriza si alguien está tratando de romper el muro.
La Ley de Seguridad Fronteriza para Estados Unidos, presentada en julio por el representante republicano por Texas, Michael McCaul, cuenta con 70 copatrocinadores y aumentaría los fondos, recursos y personal a lo largo de la frontera sur.
Los líderes demócratas han dicho que no apoyarán un proyecto de ley que financie un muro fronterizo, pero se han ofrecido a emparejar el Dream Act con una versión anterior del proyecto de ley de seguridad fronteriza, lo que alentaría a legisladores a estudiar el efecto de la aplicación de leyes migratorias y la seguridad fronteriza.
Se prevé que luego de que se hayan concluido los ocho prototipos el presidente Trump realice una visita a la zona a fin de evaluar la construcción del proyecto que fue parte de sus promesas durante la campaña proselitista.