150 AÑOS DE LA REPÚBLICA RESTAURADA ENTRE HISTORIA Y LITERATURA. (IV)
Sobre el hecho histórico de la segunda intervención francesa en México, se escribieron extraordinarias novelas históricas que nos cuentan desde la ficción lo vivido por el pueblo mexicano y los gobiernos en disputas, una de las grandes novelas que abordan el tema mencionado fue publicada en 1992 bajo el título: “La Lejanía del Tesoro”, obra del escritor Paco Ignacio Taibo II.
El escritor mexicano de origen español en: “La Lejanía del Tesoro”, nos regala una obra magistral llena de imaginación y creatividad, lo primero que se percibe cuando se empieza la lectura, es que Paco Ignacio es un experto conocedor de la historia de México y en este caso particular de todo el proceso de la guerra de reforma y la segunda intervención francesa, porque partiendo de personajes reales y acontecimientos conocidos, el escritor recrea la historia para contárnosla ficcionadamente, es decir, estamos frente a una novela histórica y no un libro de historia.
Desde una lectura personal les compartiré puntos esenciales de la novela. La obra se compone de cuatro capítulos, se leerá principalmente en tres historias bien estructuradas y que conforme se avanza se van entrelazando. La primera parte de la historia es narrada por el personaje histórico Guillermo Prieto quien fue un destacado escritor liberal, fundador de periódicos como: “La Chinaca” junto a Ignacio Ramírez, Ignacio M. Altamirano, entre otros, Guillermo Prieto cuando inicia la intervención francesa estuvo al lado del Presidente Juárez, lo acompañó en gran parte de su peregrinar hasta llegar a Paso del Norte hoy Ciudad Juárez.
Paco Ignacio Taibo a través de la figura de Guillermo Prieto como personaje novelado y bajo el título: “Memorias Azarosas. El manuscrito perdido de Guillermo Prieto.” Nos contará un sinfín de historias, anécdotas, el desarrollo de la guerra, la relación de Juárez con diferentes protagonistas, el momento del distanciamiento entre Prieto y Juárez, debido a que Guillermo Prieto en 1866 estaba a favor de que Juárez cediera la presidencia de la República a Jesús González Ortega. Considero que los capítulos de las Memorias Azarosas son la gran base de la estructura narrativa de toda la historia, a ellos se integrarán las demás historias más particularizadas, sin dejar de puntualizar que en la novela viene un Epilogo, donde Paco Ignacio nos explica la creación ficticia del capítulo de Guillermo Prieto:
“Podría decirse también que Guillermo Prieto nunca tuvo tiempo, aunque sin duda intenciones, de escribir el Tomo Tercero de sus memorias. Tercero, si contamos los dos de Memorias de mis tiempos como uno y Viajes de orden suprema como el segundo volumen de la serie. A pesar de que este tercer tomo nunca cobró forma, lo dejó dibujado en una serie de artículos periodísticos y en sus cartas a Doblado, González Ortega e Ignacio Ramirez. No era suficiente este material para mis intenciones, por lo que hube de apelar a la tijera diacrónica; y Guillermo Prieto, maravilloso Prieto, proveyó de aquí y allá una descripción, una oración, un giro.”
La segunda historia de la novela se centra en Vicente Riva Palacio, de entrada, Riva Palacio es presentado como lo que fue, un hombre de letras, en estos capítulos la voz narrativa es del escribidor de la novela. Riva Palacio era conocido como “el nieto de la nación” por ser su abuelo materno Vicente Guerrero, desde joven amó la poesía, el teatro, las ideas liberales, en el periodo de la guerra de reforma escribió gran cantidad de obras de teatro y eran presentadas con absoluto éxito en el teatro Iturbide o el Nacional, la intervención hizo que el arte se detuviera y nuestro poeta se fue al campo de batalla, en la obra acompañaremos a Riva Palacio luchando por la causa liberal en Zitácuaro, en Morelia, hasta el día del arribo triunfal de los liberales a la ciudad de México.
La tercera historia en que estructuré el estudio y análisis de la presente novela, se encuentra en el título: “El Tesoro”, aquí nos encontraremos con la ficción a plenitud, en el ambiente de guerra defendiendo a la patria, se escuchaban todo tipo de historias, surgió una que al final se vuelve central en la novela y es la existencia de un tesoro buscado y deseado por muchos bandoleros, guerrilleros, conservadores y liberales. El concepto del contenido del tesoro fue variando conforme se propagaba el misterio, algunos decían que consistía en cuatro carretas que siempre acompañaban a Benito Juárez y que estaban repletas de oro, también se hablaba de un baúl de una Iglesia o Convento que encontraron en pleno contexto de la guerra, otros apuntaban a un documento que concedía una enorme herencia, si el tesoro existió o no, lo comprenderá el interesado cuando concluya la lectura de esta sensacional novela, e incluso fue tanta la obsesión por obtener el mencionado tesoro, que un personaje muy singular de origen francés estuvo en nuestras tierras buscando el afamado y enigmático tesoro, les platicaré un poco de él.
El nombre original es Leo Leenhoft, después pasará por el doctor Van der Elst o como Leo Brouchard, este hombre se empecinó por el tesoro, pero lo que más atrae es la historia de su vida porque al igual que el objeto deseado resulta ser un misterio. Leo en la novela es cuñado de Édouard Manet quien es el padre del impresionismo, en la vida real la mayoría de críticos e historiadores afirman que Leo es el único hijo que tuvo el universal pintor francés Manet, y que a pesar que lo pintó y heredó, no lo reconoció como tal.
Paco Ignacio Taibo a los dos, padre e hijo o cuñados, los hizo vivir en México y ser parte de los acontecimientos narrados, lo único real es que Manet en una de sus pinturas históricas nos ilustra el fusilamiento de Maximiliano, a la distancia de los hechos todo lo demás resulta muy lejano, lo único cercano y que debemos de cuidar como un verdadero tesoro es una nuestra golpeada y ensangrentada República, hace 150 años se restauró, hoy a nosotros nos toca rescatarla.
Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com