El ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y su exbrazo derecho, Marcello Dell’Utri (actualmente en prisión por asociación mafiosa) son señalados de ser los presuntos autores intelectuales de los atentados perpetrados en el país en 1992 y 1993, aseguraron hoy medios locales.
Según los diarios La Repubblica y Corriere della Sera (los más importantes de Italia), la fiscalía de Florencia investiga a Berlusconi y a Dell’Utri por presuntamente estar detrás de la ola de atentados atribuidos a Cosa Nostra, la mafia siciliana, que a inicios de la década de 1990 enfrentó el país.
Indicaron que la fiscalía florentina, titular de las indagaciones sobre esos ataques y que ya en dos ocasiones abrió investigaciones (después archivadas) sobre Berlusconi, ha obtenido de un juez la rapertura del expediente contra el expremier y el exsenador.
La autorización para reabrir el caso llegó luego de que se conocieran las intercepciones a las conversaciones que mantuvo en la cárcel el “capo” de Cosa Nostra, Giuseppe Graviano.
Se trató de “escuchas” efectuadas en el marco de la indagación sobre la presunta negociación que el gobierno habría abierto con Cosa Nostra a inicios de los 90 para detener la ola de atentados y en las que los nombres de Berlusconi y Dell’Utri salieron a relucir varias veces.
Los investigadores monitorearon a Graviano en prisión durante 14 meses y el material recogido terminó en un expediente que la fiscalía de Palermo envió a las de Caltanisetta y Florencia, que indagan respectivamente sobre las matanzas de 1992 y 1993.
En una nota el abogado de Berlusconi, Niccoló Ghedini, denunció que la noticia ha salido a la luz a pocos meses de las elecciones generales.
El también parlamentario de Forza Italia, el partido fundado por Berlusconi, pidió al Ministerio de Justicia enviar inspectores a la fiscalía de Florencia para verificar como fue que la información terminó en las primeras planas de los principales diarios italianos.
Entre 1992 y 1993 la mafia siciliana realizó una serie de atentados que causaron la muerte, entre otros, de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.
También fueron realizados ataques con autos bomba en Florencia, Roma y Milán que causaron al menos nueve muertos y decenas de heridos, así como daños incalculables a monumentos como las Galerías de los Oficios florentinas o la basílica de San Juan de Letrán en la capital.