“Origen y desarrollo de los problemas agrarios de México.”

Enrique Florescano es un destacado historiador veracruzano quien se encuentra cumpliendo 80 años de vida. Florescano es de los historiadores más especializados y entregados al estudio de México en todas sus etapas históricas, sin embargo, una de las etapas que más ha estudiado y de la cual ha publicado varios libros, es sobre la época prehispánica, el ejemplo lo podemos encontrar en un libro clásico y referente del escritor veracruzano titulado: “Origen y desarrollo de los problemas agrarios en México 1500-1821”, publicado en 1976 por la Editorial Era.
El primer comentario que hago sobre la obra consiste en qué, a pesar de ser un libro de historia, con datos duros, fechas, cifras, acontecimientos relevantes, personajes, referencias sobre documentos históricos, citas textuales con sus notas al pie de página, su lectura es fluida, la enseñanza es clara, precisa, el mensaje contundente y cuando se va acercando el final de la lectura, el texto logra hacer comprender de manera puntual que los problemas agrarios fueron fundamentales en el movimiento de la lucha de independencia de México iniciada en 1810.
Si bien la obra desarrolla los problemas del campo mexicano en los trescientos años de dominio español, Enrique Florescano nos presenta previamente cómo se relacionaban los hombres prehispánicos con la tierra, cuáles eran los medios para poseerla, claramente se percibe la descripción de una sociedad alejada del capitalismo cruel y despiadado, existían reglas que se respetaban, un orden equitativo, sobre este punto Florescano escribió:
“En el territorio que hoy llamamos México la relación familia-tierra fue aún más poderosa, porque desde sus orígenes la familia campesina sólo utilizó la extensión de tierra capaz de asegurar el sustento de sus miembros. La tierra era común a todos. Sólo el producto de ella, obtenido mediante el trabajo, fue objeto de propiedad familiar o particular. Así nació el calpulli, forma de organización social cuyo cemento lo constituían los lazos de parentesco y los derechos sobre la tierra. No había propiedad privada de la tierra porque ésta pertenecía al calpulli, pero los miembros de él, y sólo ellos, tenían del derecho a recibir el usufructo de una parcela, y con el tiempo adquirieron de transmitirlo a sus descendientes por herencia.”
Ésta etapa dorada donde los principios eran trabajar para disfrutar, vivir equilibradamente, respetar las reglas de convivencia, empezó a cambiar con la llegada de los imperios y las religiones, originalmente el producto del trabajo fue para el autoconsumo y con el excedente de la producción se permitía el trueque y así poder adquirir otros productos que se requirieran, no obstante, progresivamente las comunidades campesinas fueron dominadas por clases militares y sometidas por gobiernos teocráticos, a partir de éste contexto el excedente de lo trabajado beneficiará directamente a las nuevas autoridades y la forma de organización cambió:
“Poco a poco una parte de las tierras cultivables pasó, de las manos de los campesinos, a la de los sacerdotes y guerreros, o fue adjudicada al templo o al instituto militar. Este proceso, que casi siempre se acompañó en un incremento de los tributos y exacciones destinados a obtener una parte cada vez mayor del excedente agrícola generado por los campesinos, produjo la contrapartida del ideal campesino: una sociedad dividida en estratos y clases sociales con rangos y privilegios que establecían diferencias muy marcadas entre los distintos grupos.”
Con la modificación antes señalada se consolidaron los grandes imperios Olmecas, Toltecas, Aztecas, etc. Empero, a pesar de los fuertes cambios seguía existiendo una plena unidad entre hombre y tierra, el principio de quien no trabaja no come no sufrió modificaciones e incluso si alguien por un periodo de dos años no trabajaba sus tierras perdía el derecho sobre ellas, con la llegada de los españoles las modificaciones fueron radicales y se implementaron males que hasta el día de hoy nos siguen afectando, ejemplo es la enorme desigualdad social, el despojo, el monopolio, la corrupción, etc.
En 1492 Cristóbal Colón se encontró con lo que ellos llamaron El Nuevo Mundo, ese hecho trajo muchas consecuencias, de entrada, España era un reino católico y el Papa en turno Alejandro VI, con el poder que le da el todopoderoso Dios, a través de la bula: “Inter Caetera del 4 de mayo de 1493”, despojó a todos los nativos terratenientes de sus propiedades, derechos, y los nuevos dueños del extenso territorio de lo conocido y desconocido era el reino español, a partir de esta bula, los reyes, virreyes, gobernadores, empezaron a repartir las tierras de las que fueron despojados nuestros antepasados y se empezaron a implementar disposiciones jurídicas españolas que en muy poco tiempo casi desaparecen por completo a toda una cultura.
Enrique Florescano en el libro nos detalla los nuevos procedimientos de tenencia de la tierra mediante las capitulaciones, las encomiendas, leyes de población, las mercedes, sólo por nombrar los procedimientos más utilizados, el campesino de ser propietario productor, por un acto de barbarismo, imposición y despojo, pasó a ser si bien le iba trabajador o peón del nuevo dueño, su trabajo se reducía a ganar para medio subsistir, sin olvidar que muchos fueron convertidos en esclavos, está realidad se vivió ininterrumpidamente trescientos años de dominio español.
Con el paso del tiempo muchas cosas peores llegaron, los latifundios, las haciendas, la explotación de los campesinos e indios cada vez fue más intensa, la iglesia se convirtió en una institución súper poderosa la cual llegó a tener en su posesión la mayor cantidad territorial de la Nueva España, y aunque el movimiento de Independencia llegaría, el proceso de trescientos años de mestizaje nos dejará muchos vicios que la Independencia, la Reforma y la Revolución no han podido eliminar, hoy sigue vigente la corrupción, el autoritarismo, los monopolios, la enorme desigualdad social, los latifundios, y, lo peor, nuestros gobernantes se sienten señores con derechos de gobernar que es sinónimo de robar, ejercer y heredar su trono. ¿Hacia dónde iremos?
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