El número de personas desnutridas en el África subsahariana aumentó debido principalmente al impacto del cambio climático, informó hoy la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La prevalencia de la subalimentación crónica se calcula creció del 20.8 al 22.7 por ciento entre 2015 y 2016, según el informe de la FAO sobre el Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición en África (2017).
“El número de personas subalimentadas subió de 200 a 224 millones, lo que supone el 25 por ciento de los 815 millones de personas subalimentadas en el mundo en 2016”, señaló Bukar Tijani, representante regional de la FAO para África.
“Hay factores determinantes que han llevado a este aumento del hambre: la proporción de población que padece inseguridad alimentaria severa debido a su incapacidad para acceder a los alimentos ha aumentado en la región; además, las condiciones climáticas adversas y los conflictos -que a menudo coinciden a la vez-, son factores clave que han impulsado el reciente aumento de la inseguridad alimentaria en la región”, explicó Tijani.
El informe, que este año lleva por tema: “El nexo entre la seguridad alimentaria y la nutrición y los conflictos: crear resiliencia para la seguridad alimentaria, la nutrición y la paz” se presentó en el simposio regional conjunto para África de la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Sistemas alimentarios sostenibles en favor de unas dietas saludables y de la mejora de la nutrición, que tiene lugar en Abidján del 16 al 17 de noviembre de 2017.
El estudio indicó que durante la primera década del nuevo milenio, África subsahariana logró un progreso sólido en la lucha contra el hambre, con la prevalencia de la subalimentación cayendo del 29.1 por ciento al 20.6 por ciento.
Sin embargo, este avance fue seguido por un período de estancamiento, y luego de un empeoramiento de las condiciones en 2015 y 2016 en muchos países.
Según el informe, este paso atrás se debió sobre todo al impacto de los conflictos y las condiciones climáticas adversas -como las reiteradas sequías, a menudo relacionadas con el fenómeno de El Niño-, que dieron lugar a malas cosechas y la pérdida de ganado.
Destacó que en África subsahariana, la mayoría de la población subalimentada en 2016 vive en países afectados por conflictos. La prevalencia de la subalimentación es casi del doble en los países que sufren violencia y crisis prolongadas que en los países no afectados por conflictos, y sus resultados nutricionales son también en general peores.
Recordó que una gran parte -489 millones- de los 815 millones de personas en el mundo que padecían subalimentación en 2016 viven en países asolados por los conflictos, la violencia y la fragilidad.
Aunque la frecuencia de las guerras ha disminuido a lo largo de las décadas, ha habido un aumento en el número de conflictos violentos y las muertes provocadas por los mismos. Más de un tercio de los conflictos más violentos del mundo tuvieron lugar en África subsahariana, y de 19 países afectados por contiendas y crisis prolongadas, 13 se encuentran en esta misma región subsahariana.
El informe de la FAO identifica una serie de vías a través de las cuales el apoyo a la seguridad alimentaria y los medios de vida pueden también ayudar a crear resiliencia frente a los conflictos y contribuir al mantenimiento de la paz.
Dijo que debido a la complejidad de los conflictos y sus vínculos con la inseguridad alimentaria -que el cambio climático puede amplificar-, es más probable que las intervenciones relacionadas con la seguridad alimentaria y la nutrición puedan favorecer una paz sostenible cuando se implementan como parte de un conjunto de intervenciones más amplio y multisectorial antes, durante y después de los conflictos.
El documento indica cuántos países han desarrollado o están desarrollando marcos normativos y planes de inversión alineados con los objetivos de la Declaración de Malabo y el ODS 2. Y ello requiere una financiación adecuada, establecer las prioridades correctas y fortalecer las capacidades institucionales.
A través de la Declaración de Malabo de 2014, los líderes africanos reafirmaron los principios y valores del Programa General para el Desarrollo de la Agricultura en África (CAADP, por sus siglas en inglés) y reiteraron el compromiso de sus países para acabar con el hambre y reducir la pobreza a la mitad para 2025, impulsar el comercio interafricano y mejorar la resiliencia de los medios de vida y los sistemas productivos frente al cambio climático y otros impactos.