“Último Exilio.”
México fue uno de los países que más exiliados españoles recibió en el contexto de la guerra civil española, muchos de los “transterrados” eran destacados artistas e intelectuales, entre los que se encuentran José Gaos, Luis Buñuel, Joaquín Xirau, pero el gran aporte cultural que trajo el exilio tendrá una benéfica duración, porque con sus padres llegaron muchos niños que con el paso del tiempo se convirtieron en reconocidos intelectuales mexicanos, ejemplo de ello son, José de la Colina, el recién finado Ramón Xirau y Federico Patán quien se encuentra cumpliendo 80 años de vida.
Sólo tenía dos años de edad cuando Federico Patán arribó a tierras mexicanas, su formación la adquirió en la Universidad Nacional Autónoma de México, misma institución donde se ha desempeñado como catedrático e investigador. En el año 1986 salió publicada su primera novela titulada: “Último Exilio”, obra editada por la Universidad Veracruzana, galardonada con el premio Xavier Villaurrutia, y es precisamente “Último Exilio” la obra seleccionada con la que festejaremos al ilustre escritor español-mexicano.
La novela estará centrada en recuerdos, memorias de un pasado que se ve distante, pero se siente cercano. Eugenio es el personaje central, se encuentra en un cuarto de hotel y luego, luego, se percibe que es un hombre en soledad, siente añoranza, su encierro lo ayuda a recordar y reflexionar sobre el exilio, su niñez, sus amores, la relación con su padre y madre, independientemente a la estructura e historia de la novela, en ella nos encontramos un sinfín de meditaciones que nos hacen pensar y repensar sobre nosotros mismos.
Es importante puntualizar que en todo el recorrido de la novela nos encontraremos con historias de momentos ya narrados y el personaje las repite, sin embargo, el exilio es tema medular y Odiseo la leyenda y símbolo del exilio, sin dejar de mencionar que por supuesto que la obra tiene mucho de rasgos auto vivenciales, imaginémonos la escena en la vida real siendo el año 1939 cuando la familia Patán decide exiliarse en México, Federico era un niño de dos años y sus padres dejaban su país por motivos de una guerra, pero por naturaleza humana ese viaje al mismo tiempo representaba la esperanza e ilusión de una mejor vida, esa es una posible imaginación, la de Federico Patán en la novela es la siguiente:
“Tenderse hacia lo inesperado, consciente del peligro; ofrecer paso a la casualidad, por duras que fueran las consecuencias; iniciar un exilio exterior equivalente al interno. El niño en brazos, ella al lado, contemplaba atrás un horizonte sin rasgos y al frente aquel otro con rasgos por tener.”
Novela de afirmaciones, soliloquios, especulaciones, la obra no es la clásica historia donde la propia estructura de lo contado te va llevando, aquí de momento te aparecen reflexiones aisladas con enorme profundidad, y el primer ejemplo que comparto, además, de la reflexión en sí misma, claramente se percibe la base de la leyenda de Odiseo en la estructura novelada de Federico Patán:
“La severidad oculta la ternura. El mar y las mujeres saben de esas cosas, de la severidad y la ternura. Y de ocultamientos. Y saben lo que no parecen saber. Y algunas, cuando no engañan engatusan.”
La relación de padre e hijo es muy comentada, los primeros años convivían mucho, sobre todo cuando el hijo dependía demasiado del padre, con el paso del tiempo la distancia espiritual fue enorme, e incluso hay una escena donde la esposa le dice que vio al niño masturbándose, que como padre le corresponde hablar con él antes de que se pierda, lo primero que hace es criticar esos prejuicios de la mujer en ver la sexualidad como algo perjudicial, que te puede afectar, desviar, etc., en lugar de modernizarse y comprender que la sexualidad es para disfrutarse plenamente, el padre decide llevar a su hijo de doce años al café y platicar sobre el tema, pero si bien la mujer estaba atrasada por los tabúes de represión sexual, el padre ya no podía influir en su hijo por el permanente distanciamiento que se vive en el día a día, y prácticamente decide no comentar nada con su hijo, eso no evita el conflicto existencial:
“Estoy en el rincón de una cantina, comiendo del menú que yo pedí, me están sirviendo ahorita mi lechuga y va mi pensamiento rumbo al hijo extraviado: tantos vericuetos acaban dejándonos sin norte. En verdad que lo de anoche dolió mucho, sobre todo por innecesario. Pudimos ser amigos; fuimos amigos; corría hacia a mí por el pasto tierno y me echaba los brazos al cuello y ni el mundo era capaz de separarnos.”
Novela corta, pero profunda, su interés es universal porque aborda lo humano, y como dijo Terencio: “Soy un hombre; nada de lo humano me es ajeno:” Sin olvidar que leer libros que nos hagan reflexionar sobre nuestras vidas es fundamental a cualquier tiempo, pero mucho mejor si lo hacemos a una joven edad, porque el tiempo de nuestras vidas es muy limitado, y no debemos esperar siempre equivocarnos para razonar, enmendar y aprender, el vivir y convivir con el otro no es fácil, reflexionar a profundidad menos, pero acaso ¿Tenemos una mejor opción? El personaje de “Último Exilio” nos deja esta reflexión:
“Tiempo no tenemos mucho. En efecto, mucho no tenemos. Y el de por sí escaso lo vamos malgastando en tristezas y melancolías y arrepentimientos. Peligrosa tarea esa de mirar atrás.”
Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com