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Excélsior

Jamás pensó que su profesión lo llevaría al otro lado del mundo, tampoco imaginó que su profesión lo llevaría a atender a heridos de guerra, sin embargo, hoy está convencido que por el momento no regresará a México, su país natal, porque lo necesitan más en Israel.

Samuel Tobías es un hombre que nació en la Ciudad de México, estudió medicina y se graduó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por un intercambio estudió en Filadelfia, Estados Unidos, y por azares del destino lo llamaron para trabajar en el Centro Médico de Galilea, en Israel, donde actualmente se dedica a salvar la vida de los heridos sirios.

En entrevista, luego de participar en el foro La Ciudad de las Ideas, que se desarrolló en esta ciudad, Samuel Tobías compartió su experiencia como mexicano y como médico neurocirujano en Israel.

Nunca pensé que trabajaría en un lugar donde iba a recibir a todos los heridos de guerra, pero creo que se cumplió un sueño muy recurrente que tuve mientras vivía en Filadelfia”, dijo.

A punto de finalizar su residencia en el Instituto Nacional de Neurología en Filadelfia, tenía un sueño recurrente que consistía en la presencia de un helicóptero que venía, se posaba encima de él, lo abordaba y lo llevaban a un lugar que estaba lleno de heridos tanto soldados como civiles.

Me hablaban en un idioma que yo entendía pero que no lo reconocía. En mi sueño me metía al quirófano a operar tanto a soldados como civiles. Este sueño se lo platiqué al doctor que fungía como mi mentor en investigación”, refirió.

Cuando estaba en Filadelfia para tomar el avión a México, porque tenía que presentar su tesis para recibir el grado de neurocirujano por la UNAM, manifestó que su mentor le llama muy emocionado y le dijo que ya tenía la respuesta de su sueño.

Samuel Tobías agregó que su mentor le dijo que ya sabía el significado del sueño y es que sería llamado para atender a heridos de guerra, pero el alumno le preguntaba que cuál guerra si en ese momento no había ningún conflicto, sin embargo, su maestro le dijo que se refería a las guerras venideras.

Qué razón tuvo mi mentor”, dijo el médico tras precisar que su sueño se le reveló en el año 1996; en Israel vivió de 1992 a 2001, después de vivir en Cleveland retornó a Israel en el año 2011, pero fue hasta marzo del 2013 cuando comenzó a atender a los heridos de la guerra civil entre Israel y Siria.

Atender a los sirios heridos –dijo- cambió radicalmente nuestras vidas, nuestro quehacer en el hospital, y obviamente también cambió la vida de los heridos sirios que eran tratados por los médicos en Israel.

Israel y Siria son dos países que históricamente han estado en guerra, de manera que no hay precedente que médicos en hospitales de Israel estén salvado las vidas de sirios.

Consideró que esa acción fue la primera frontera que derribó que trabajadores en el hospital durante todos estos años de guerra civil tuvieron familiares que fallecieron o resultaron heridos por los conflictos con Siria, y de repente tener que salvar la vida a los heridos sirios fue un gran reto.

Algunos colegas se cuestionaban por qué voy a ayudar a quien mató a mis familias o incluso a quien me quiere matar”, relató.

Su espíritu de servicio lo llevaba a realizar mucho trabajo por los heridos, pero a veces sus compañeros en el hospital lo cuestionaban por qué se desvivía por ellos que son sirios.

Pero yo les respondía estamos aquí y yo les daré todo el tratamiento necesario sin importar religiones, estado, color o raza, son seres humanos que vienen en horas de necesidad y yo le daré todo lo que le doy como si fuera un ciudadano israelí”, insistió.

Su práctica principal es la cirugía de base de cráneo, los tumores cerebrales, la espina dorsal y los neurotraumas. Ha participado en el tratamiento quirúrgico de ciudadanos sirios con graves lesiones cerebrales traumáticas.

Consideró que con su trabajo sí se están rompiendo las barreras; primero porque en Israel están recibiendo a los heridos sirios, y en segundo lugar, los sirios dejaron de tener miedo en acudir a Israel para ser tratados por los médicos.

El primer paciente que tuvimos cuando despertó de la anestesia y supo que estaba en Israel intentó arrancarse el suero, las agujas y líneas intravenosas porque quería irse a su casa. Tenía mucho miedo porque pensaba que en el hospital lo íbamos a torturar y hasta matar”, resaltó.

Samuel Tobías, con 19 años de casado con una mujer israelí y con dos hijos, formó su familia. Ambos decidieron que el lugar que querían para que crecieran sus hijos era Israel y ahí permanecen, entre hablando hebreo, inglés y poco español.