Una peculiar cola “decorada” con cuatro a diez anillos y un rostro con antifaz, su pelaje gris o marrón rojizo definen a este mamífero; el mapache.
Habita en el bosque cerca de los ríos y manglares pero últimamente ha aprendido a vivir en zonas habitadas por el ser humano en busca de comida.
A las orillas de una zona habitada de Veracruz la tarde cae y una manada de mapaches sale en busca de alimento.
El Médico Veterinario Zootecnista, Víctor Hugo Sánchez Montalvo, responsable médico del zoológico Miguel Ángel de Quevedo nos platica de esta especie.
“Aquí en el puerto de Veracruz hay muchos hábitat naturales de esta especie que es el procyon lotor, es una especie que se adapta perfectamente y a pesar de todo esto de la mancha urbana ellos se han podido adaptar, incluso poder convivir con las personas… por la alimentación como son omnívoros, muchas veces las personas les dan desde sobras de comida, frutas, vegetales”.
Su nombre proviene del Náhuatl, mapach, que quiere decir “que tiene manos”.
Disfrutan del pan y pollo se comen casi todo, pero no les gusta la verdura, comentó Alberto Franco, quien lleva alimentos diariamente a la manada.
“Al principio nada más había como tres o cuatro ahorita ya están cerca de 30”.
Comentó que desde las 5 de la tarde los mapaches empiezan a salir por el bocado.
Al atardecer las personas llevan comida y la manada sale al encuentro.
No se dejan tocar, sólo arrebatan la comida y se escabullen en el monte.
Aunque no es un animal en peligro de extinción se encuentra bajo protección, aseguró el Médico Zootecnista.
“En la Norma Oficial Mexicana la 059, son animalitos que están bajo protección pero no están en un estatus de peligro de extinción por lo mismo que son muy prolíferos”.
Señaló que se reproducen durante todo el año, por nacimientos se registran de uno a cinco cachorros o crías.
En la zona conurbada existen lugares donde los mapaches buscan las viviendas y el ser humano convive con ellos, al atardecer salen unos cuantos pero al caer la noche la manada se da un festín.