La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este jueves la renovación de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA por sus siglas en inglés), que permite recolectar información digital de extranjeros.
Sacó adelante la propuesta con 265 votos a favor y 164 en contra, y pasa ahora al Senado, donde deberá ser considerada antes del 19 de enero, cuando expira su validez.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, señaló antes del voto que de no renovarse este programa no se podría enviar información a las autoridades para prevenir ataques terroristas y las consecuencias serían realmente graves.
No se espera que la cámara alta muestre oposición a la controvertida ley de espionaje, por lo que es más que probable que cuente con su aprobación para que se mantenga en vigor durante otros seis años.
Algunos senadores, como Rand Paul, de Kentucky, miembro del ala libertaria del partido republicano, criticó la ley al afirmar que ningún estadunidense debería perder su derecho a la privacidad.
La aprobación por parte de la Cámara estuvo marcada por unos mensajes de Trump en su cuenta de Twitter.
En un primer momento, el mandatario pareció mostrar su rechazo a la ley al asegurar que pudo haber sido utilizada para espiar con malas intenciones su campaña presidencial en 2016.
Sin embargo, minutos después afirmó que el voto era “sobre tipos malos extranjeros en territorio extranjero».
El año pasado, Trump acusó al gobierno de su predecesor Barack Obama de espiar sus comunicaciones telefónicas en la Trump Tower durante la campaña electoral de 2016.
Jamás presentó pruebas de ello y tanto los jefes de inteligencia y el FBI como legisladores republicanos se apresuraron a rechazar las acusaciones por falsas.
Los tuits obligaron al personal de la presidencia a tratar de explicar el aparente cambio de posición.
Según algunos medios estadunidenses, éste fue un ejemplo más de cómo el presidente responde a señales de la televisión, en particular el noticiero matutino de Fox News, mientras a la vez mezcla un asunto personal, en este caso el Dossier, con un asunto de Estado.
La renovación afectaba a la Sección 702 de la FISA, a través de la cual la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) recolecta información sin orden judicial sobre las comunicaciones por vía digital de extranjeros fuera de Estados Unidos, incluidas con ciudadanos estadunidenses.
Este procedimiento estuvo sujeto a escrutinio tras las filtraciones del exespía Edward Snowden en 2013 por sus implicaciones sobre la privacidad, que fueron criticadas por organizaciones defensoras de los derechos civiles.
Los servicios de inteligencia consideran esta sección como una herramienta clave en sus labores de espionaje.