Actualmente, en las zonas urbanas con agua corriente, se considera obvio que a menos que uno se enjabone vigorosamente toda la piel bajo la ducha una vez por día no se sentirá limpio.
No siempre fue así.
“Solo en los últimos 50 a 60 años la idea se considera un lugar común”, dijo a The Independent el profesor Stephen Shumack, presidente del Colegio de Dermatología de Australasia. “El impulso de hacerlo es más social que una necesidad real. Se ha convertido en algo popular por la necesidad social de oler bien. Pero solo las glándulas en las axilas y la entrepierna producen el hedor corporal. No están en todo el cuerpo”.
Coincidió con él una experta en enfermedades infecciosas, Elaine Larson, de la Universidad de Columbia: “Creo que nos bañamos más por razones estéticas”, dijo al Time. “La gente cree que se ducha por higiene o para estar más limpia, pero bacteriológicamente no es el caso”.
La decepción del ser humano que, además de bañarse todos los días, busca productos antibacteriales, no podría ser más grande. Una investigación de Larson, publicada en Anales de Medicina Interna, desmitificó que esos productos fueran mejores que el jabón normal a la hora de disminuir el riesgo de enfermedades infecciosas.
El estudio se extendió durante 48 semanas y empleó productos de acceso habitual en los supermercados para la higiene personal y el lavado de la ropa. “Los productos antibacteriales no redujeron el riesgo de síntomas de infecciones virales en hogares de personas sanas”, estableció. Eso no descarta, se aclaró, que su uso “beneficie a personas inmunodeprimidas o con infecciones cutáneas o gastrointestinales”.
Larson simplificó la cuestión: bañarse elimina los olores corporales, por ejemplo si uno ha ido al gimnasio, pero en lo que respecta a la protección de la salud, “lavarse las manos regularmente es, con toda probabilidad, adecuado”.
Y sin embargo, según una encuesta de Euromonitor International, en el mundo la gente se baña una vez por día. “La frecuencia de ducha es similar en España, Francia y la India, aunque en México, Medio Oriente y Australia es mayor, de 8 duchas semanales”. Y en países más cálidos, como Colombia y Brasil, la gente llega a bañarse 10 y 12 veces por semana, respectivamente. Por debajo del promedio, con 5 duchas semanales, se ubican Japón, el Reino Unido y China.
Por otra parte, bañarse demasiado conlleva riesgos. En The Independent, Shumack advirtió que una ducha caliente diaria “priva a la piel de sebo, los aceites corporales naturales que producimos para proteger las células cutáneas”. Y eso abre la puerta a bacterias y virus, además de causar desde piel seca a eczema.
C. Brandon Mitchell, profesor de Dermatología en George Washington University, coincidió y sugirió que se evite enjabonar zonas innecesarias. “A los pacientes que se duchan a diario les digo que no cubran de espuma todo el cuerpo, solo las áreas que producen secreciones con olores fuertes”, dijo a Time.
Según Business Insider, existen entonces algunas conclusiones científicas sobre el baño para cuidar la higiene y la salud:
– Bañarse una o dos veces por semana (con jabón; el gusto del agua de la ducha se puede dar a diario).
– No usar agua muy caliente, en particular en invierno, donde el aire siempre es más seco, y a lo largo de todo el año si se usan exfoliantes.
– No ducharse durante más de 30 minutos.
– Aplicar lociones o cremas sobre la piel al salir del baño, para evitar que se pierda más humectación.
– En cambio, sí lavarse las manos con frecuencia. También lavar la ropa, que naturalmente arrastra y acumula muchas de las células muertas y la suciedad que acumula el cuerpo, ayuda a la higiene y a la salud de la piel.