Líderes de dos grandes etnias indígenas pidieron el viernes al Papa Francisco que los defienda de los “foráneos” en un encuentro del pontífice con los nativos de la Amazonía cuyos territorios sufren las consecuencias de la extracción de oro, madera y petróleo.
“Los foráneos nos ven débiles e insisten en quitarnos nuestro territorio de distintas formas. Si logran quitarnos nuestras tierras, podemos desaparecer”, dijo Yésica Patiachi, del pueblo indígena Harakbut, mientras Francisco, en su primer día completo en Perú, escuchaba sentado en una silla de madera amazónica.
Patiachi aludió a taladores de árboles, buscadores de oro y compañías petroleras, que según dijo “abren trochas para abrir caminos de cemento” en la rica selva.
Los nativos vestidos con sus trajes de plumas de colores para ceremonias especiales recibieron al Papa con danzas rituales y tocando pequeños tambores y flautas de cañas.
El Papa Francisco llegó el viernes al convulsionado Amazonas, la mayor selva tropical del mundo. Los líderes nativos esperan que la cita marque un punto cambio para el cada vez más amenazado ecosistema.
El viaje de Francisco se produce en un momento en que la expansión de la fiebre del oro y la agricultura, además de las nuevas carreteras y presas, convirtieron miles de hectáreas de exuberantes bosques verdes en páramos contaminados. El pontífice ya pidió antes a los líderes mundiales que protejan el Amazonas, presentándolo como uno de los “pulmones del planeta”, y se espera que reitere este mensaje durante su discurso en Puerto Maldonado.
Además empleará el viaje para preparar el terreno para un gran encuentro religioso con la población que reside en la zona el próximo año.
La reunión del Papa con miembros de la comunidad mapuche de Chile fue uno de los momentos más destacados de la primera parte de su viaje de una semana a la región. Francisco instó a los líderes mapuches a abandonar la violencia y pidió al Gobierno chileno una mayor implicación con los nativos.
El llamado a la paz se produjo luego de que 11 bombas incendiarias dañaron, y en algunos casos calcinaron por completo, iglesias en varias partes de Chile durante la visita del pontífice. Investigadores hallaron panfletos en favor de la causa mapuche en algunos de los templos.
Los pueblos nativos de la Amazonía proceden de unos 350 grupos indígenas, algunos de los cuales viven en aislamiento voluntario. En los siglos posteriores a la colonización española, la mayoría de las creencias espirituales locales se perdieron por la evangelización de estas comunidades.
La iglesia católica sigue manteniendo una fuerte presencia en la región, aunque en la actualidad son pocos indígenas que van a misa y la mayoría se identifican como evangélicos, señaló Lizardo Cauper, Presidente de la mayor organización indígena amazónica de Perú.
Muchos indígenas peruanos tienen curiosidad por saber qué llevó a Francisco a querer reunirse con ellos, explicó Cauper, al tiempo que esperan que pueda servir de mensajero influyente.
En una carta enviada a Francisco esta semana, los líderes de tres destacados grupos indígenas pidieron al Papa que respalde su petición para que el estado conceda los derechos sobre 20 millones de hectáreas de tierras colectivas a los pueblos nativos. Además quieren que inste al Gobierno de Perú a limpiar los ríos contaminados por la minería ilegal de oro.
En lugar de exigir la paralización de la minería y la explotación de la Amazonía, Vásquez dijo que la comunidad indígena quiere formar parte de las discusiones para decidir dónde y cómo se realizarán estas actividades.
Varios estudios han confirmado que la contaminación derivada de la minería tiene ya impacto sobre la salud de muchos residentes en la región.
“Tienen plomo en la sangre”, señaló Vásquez. “¿Eso es desarrollo?”.
Cesar Yojaje, líder de la comunidad indígena Palma Real, fue uno de los muchos que viajaron en barco para saludar al Papa el viernes. Tras una travesía de tres horas por el río, dijo que espera escuchar un mensaje contundente de Francisco.
Quiere que el estado devuelva la tierra a los indígenas y que se disculpe públicamente “por robarnos nuestras tierras y convertirlas en un parque”.