“El Hombre de los Hongos.”
En el año 1976 fue publicada por la Editorial de la Universidad Veracruzana la noveleta: “El Hombre de los Hongos”, la cual es una obra con características de fantasía, realismo mágico, mucho simbolismo, de amena lectura, el propio Sergio Galindo en la contraportada del libro señala que, si bien la historia tenía diez años de venirla pensando, cuando se decidió la escribió de un tirón, y desde la experiencia personal puedo decir que de un tirón se realiza su lectura.
Los protagonistas de la historia son una familia integrada por los esposos Everardo y Elvira, padres de Lucila, Sebastián y Emma, con ellos vive la mascota llamada Toy, un leopardo que en éste mundo maravilloso es visto como si la familia tuviera un gato o un perro. Everardo llegó de cazar un jabalí, pero resulta que también trajo a un niño al cual le puso de nombre Gaspar, el nuevo personaje de la historia fue encontrado en el fondo de una barranca, tal vez, sea hijo de la tierra, no se sabe, lo dejo a su libre imaginación, no obstante, Gaspar y Emma se convierten en los personajes centrales.
Gaspar fue mal recibido por la mayoría de la familia excepto por Emma y Toy, Sebastián sentía celos de las atenciones que le bridaban sus padres, Lucila lo veía como un intruso, arrimado, es importante mencionar que la familia era rica y aunque vivían en un mundo maravilloso, ni en éste universo fantástico el elitismo, el abuso, la discriminación, desaparecen, el ejemplo puntual se encuentra en los hombres de los hongos, quienes eran personas pobres contratadas por la familia para que probarán el gran manjar de hongos y garantizar que no estuvieran envenenados.
“Así fueron los años que siguieron a la llegada de Gaspar. Nos acostumbramos a él y él a nosotros, y a los hombres de los hongos que año tras año –durante el verano –morían. Hubo un mes en que perecieron nueve. Mi padre dijo iracundo que estábamos de mala suerte, y su humor no fue muy grato durante esa temporada. Nunca fue tacaño –más bien pecaba de lo contrario –, pero se exasperó cuando no tuvo más remedios que aumentar el sueldo de los catadores, ya que nadie de las aldeas vecinas aceptaba el empleo, por lo que se vio en la obligación de contratar gente que vivía a veinte o treinta leguas de distancia. A veces eran jóvenes, a veces casi niños, pero lo normal era que el trabajo lo desempeñara un hombre adulto o un anciano, para quienes o la vida significaba muy poco, o tanto, que se exponían a sacrificarla para la supervivencia de sus familiares. A ellos Everardo les pagaba con creces. Era frecuente que las futuras viudas, o los herederos inmediatos, cobrasen el sueldo por adelantado.”
Era tan normal ver morir a los hombres de los hongos, que en una fiesta mientras Everardo, su esposa y amigos bebían, los niños jugaban y uno de los hombres de los hongos estaba muriendo, ellos lo veían con naturalidad e incluso pasaban corriendo por encima de él, el hombre murió, los niños seguían jugando y los adultos disfrutaban sus bebidas, su cena, con música de Vivaldi: “Los músicos empezaron a tocar, y Venecia –sus canales, sus palacios, su poesía –vino a nosotros, Vía Vivaldi. Las bebidas y las fuentes circulaban. Gaspar tomó un canapé de huevos de hormiga y me lo ofreció. Lo tomé deleitada.”
Todo parecía normal en casa de esta familia, pero no era así, la realidad nos indicaba que desde la llegada de Gaspar las cosas habían cambiado, y el primer cambio que sorprendió a la propia Emma fue el enamoramiento de sus padres, antes de Gaspar, Everardo y Elvira habían tenido tres hijos, pero entre ellos no se percibía ningún amor, algo sucedió con Elvira que se volcó sentimentalmente con enorme fuerza para con su esposo, Sergio Galindo a través de Emma nos describe la fuerza transformadora del amor:
“Esa noche, por primera vez, mi asiento quedó entre Sebastián y Gaspar. Esa noche, también por primera vez, asistí al espectáculo del amor. No sabía que la risa de una mujer puede transformar el mundo. No sabía que un hombre puede olvidarse de todo lo que le rodea y ver únicamente a la mujer que ama, como si no existiese nada más. No creo que ellos se hubieran amado antes. Tenían tres hijos, sí, pero eso es otra cosa. Sé desde entonces que el amor es un milagro irrepetible, y que no todos llegan a vivirlo. ¿Verdad, Gaspar?”
Faltan muchas cosas por suceder, es impresionante como en un relato tan pequeño puedes decir mucho y abarcar gran cantidad de temas, les adelanto que un personaje de la familia tendrá un final trágico por las garras de Toy, otro se irá a vivir al extranjero, la riqueza de la familia se vino a menos, tres mujeres pretenderán a Gaspar, pero él desde la llegada había sido regalado y pertenecía a Emma. A propósito Sergio Galindo deja muchos cabos sueltos en la historia y en los personajes, en unos momentos parece que estamos sumergidos en un mundo maravilloso, y de momento la historia se encuentra dentro de los causes de lo normal, de la realidad real.
Unamunianamente podemos decir que: “El Hombre de los Hongos” es una “Nivola”, sin embargo, a pesar de lo pequeño de la historia la forma de abordarla e interpretarla puede ser muy amplia, desde una opinión personal considero que Gaspar es una figura clave en la historia, e incluso su papel es callado, su relevancia está en que a unos les amargó la vida con su presencia y a otros se las cambió y transformó mediante el amor:
“¡Que ilusa! ¿Acaso no se enteró, desde el primer día, de que Gaspar era mío? Everardo me lo regaló: Y es obvio que fue el mejor regalo que recibí en toda mi vida.
Gaspar me amaba y yo a él. Pero teníamos temor de que alguien más lo supiera. Lo sospechaban, sí. Más nunca nadie nos había visto amarnos.”
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