Los colores, el sudor, la cerveza y el aguardiente preparado con fruta, saltan por todos lados al ritmo de la canción de moda “Scooby Doo Pa Pa” interpretada por Dj Kass, suena a todo volumen en las bocinas, para alegrar el carnaval de la negritud en Coyolillo.
Las máscaras de madera con forma de cabezas de toro y cabrito, saltan y bailan en la calle, son portadas por hombres dedicados al trabajo del campo en dónde se siembra Jitomate, maíz, chayote y caña de azúcar.
Con tres mil 700 habitantes, está comunidad recibe por lo menos cinco mil visitantes que vienen a comer chiles rellenos, pozole, caldillo de especie, barbacoa, arroz, frijoles refritos, dulce de calabaza y plátano, todo esto es ofrecido de manera gratuita por las familias que invitan a los turistas a pasar a su hogar.
El carnaval afro mestizo, el de la negritud, el que se realiza desde hace más de 141 años con la organización y recursos de sus pobladores, porque aun cuando recibe visitantes de otros estados de la República Mexicana y de talla internacional como Estados Unidos, Inglaterra, España y Francia las autoridades de la secretaría de Turismo estatal y el ayuntamiento de Actopan sigue sin promocionarlo.
Los habitantes platican que este carnaval surgió porque los esclavos tenían como día libre el martes, por lo que realizaban una fiesta, a la cual no estaban invitadas las mujeres, así que los hombres se ponían vestidos y máscaras para suplir a las parejas.
Esto derivó en que el traje típico de este carnaval sean hombres se coloquen con batas largas que simulan un vestido de mujer, cubren sus caras con máscaras de madera pintadas de animales y en la parte superior un nicho de flores hechas a base de papel de diversos colores.
Este carnaval no tiene carros alegóricos como los de otros lugares, sino que sus participantes se organizan en comparsas, desde niños, niñas, jóvenes y hombres adultos con máscaras de toros y en los pies llevan puestos los botines que usan a diario para trabajar en el campo.
La gente de aquí se siente orgullosa de sus raíces africanas, de su color de piel, de su alegría de haber alcanzado la libertad porque sus antepasados fueron esclavos y de su generosidad por compartir los alimentos a todos los que llegan a celebrar con ellos.
La temperatura es superior a los 24 grados, y los rayos del sol queman a los turistas extranjeros y nacionales, que llegan a consumir cervezas, aguas de maracuyá, jamaica y piña para refrescarse.
Esta vez, los habitantes de Coyolillo fueron visitados por mujeres provenientes de Inglaterra, pidieron permiso a las familias para que les dieran alojamiento y ahí se quedarán hasta el próximo domingo 18 de febrero cuando sea el cierre de carnaval al ritmo de otro baile popular.