La inflación tocó “un punto de inflexión” al inicio de este año, pero regresarla al nivel de 3 por ciento —de dónde salió por el abrupto incremento en los precios de los energéticos— llevará más tiempo del esperado. Los factores detrás del retraso tienen que ver con la incertidumbre generada por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y por el proceso electoral de este año, en que se renovará la Presidencia, se desprende de un documento divulgado este jueves por el Banco de México (BdeM).
Los datos observados de inflación muestran un “punto de inflexión” respecto de lo ocurrido en 2017, cuando fue de 6.77 por ciento, la mayor en 17 años, de acuerdo con la minuta de la última reunión de política monetaria, realizada hace dos semanas. En ella, la junta de gobierno del banco central elevó la tasa de referencia en un cuarto de punto, a 7.50 por ciento.
La minuta, publicada este jueves, documenta que la mayoría de los miembros de la junta de gobierno del banco central coincide en que las expectativas de inflación aumentaron de diciembre de 2017 a enero de este año, al pasar de 3.96 a 4.06 por ciento.
El banco central tiene como objetivo permanente una inflación de 3 por ciento, con un intervalo de variación de un punto porcentual más o menos.
La expectativa de inflación es mayor, en parte, porque refleja la mayor probabilidad de un aumento en el nivel de los precios de los energéticos durante 2018, según uno de los miembros de la junta, un órgano colegiado integrado por el gobernador y los cuatro subgobernadores del banco central.
La inflación llegó a 6.77 por ciento en 2017 como consecuencia de la liberalización abrupta en los precios de las gasolinas y el diésel al inicio de ese año. También influyó el efecto de la depreciación del peso en el costo de bienes y alimentos importados, así como el alza en el gas LP —usado en siete de cada 10 hogares—, con un incremento en su costo final de hasta 40 por ciento.
Para la mayoría de los miembros de la junta de gobierno, la inflación retornará a un nivel en torno a 3 por ciento, como ocurrió hasta 2016, en el primer trimestre de 2019.
“Como riesgo al alza para la inflación, la mayoría mencionó la posibilidad de que se registre una depreciación de la moneda nacional en respuesta, entre otros factores, a una evolución desfavorable del proceso de negociación del TLCAN, a una reacción adversa de los mercados a las acciones de política monetaria en Estados Unidos, a condiciones más restrictivas en los mercados financieros internacionales o a la volatilidad asociada al proceso electoral de 2018”, se mencionó en la minuta.
En el documento se añadió: “La mayoría enfatizó la dificultad para alcanzar la convergencia de la inflación a la meta de 3 por ciento hacia finales de 2018, e incluso uno mencionó que al considerar escenarios donde se materialicen algunos riesgos de depreciación y volatilidad asociados al proceso electoral, la convergencia a la meta podría retrasarse hasta el segundo semestre de 2019”.