MUJER Y TEATRO, DOS PASIONES. (1)
En el presente mes de marzo festejaremos el día internacional de la mujer y del teatro, por lo tanto, en esta merecida celebración les presento a una de las dramaturgas mexicanas más destacadas de las últimas décadas, me refiero a Luisa Josefina Hernández, quien es una reconocida escritora de novelas, poesía, ensayos y el género por excelencia que ha desarrollado es la dramaturgia, e incluso Luisa Josefina es una reconocida catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras de su Alma máter la UNAM.
En el año 2000 la Editorial de la Universidad Veracruzana publicó un libro de Luisa Josefina que incluye cuatro obras de teatro y la obra que abre el telón de esta serie literaria se titula: “El Galán de ultramar”. En esta pieza dramatúrgica se percibe claramente la positiva influencia que Rodolfo Usigli tuvo sobre una de sus alumnas más destacadas, pues en: “El Galán de ultramar” se vislumbra una temática desarrollada muy parecida a la abordada por Usigli en sus obras, por supuesto que cada escritor tiene su propia visión y singularidad, las piezas de Luisa Josefina son historias encantadoras, con enorme realismo, los personajes son cautivantes, atrapantes, aunque las historias van entrelazadas, las cuatro obras se pueden leer de forma independientes, sin más preámbulos vayamos directamente a la obra.
La pieza dramatúrgica se compone de XV actos, los personajes son: “Gervasio, 21 años, Chona, 17 años, Agustina, 16 años, Romana, 17 años, Juan José Fierro de Lugo, 26 años, Don Sebastián Santander, 50 años, Doña Dulcinea Brito de Santander, 33 años, Amanda Baeza, 22 años, Doña Francisca Baeza, 55 años, Abelardo Rampa, 20 años, Quintilio, 18 años, Don Gervasio Cabrera, 52 años, Monsa, 40 años.”
Todo lo acontecido ocurre en el año 1862, puede que la historia se viva en el suroeste mexicano, de lo que no hay duda es que es un pueblo muy caluroso donde la gente lo sufre, las enfermedades más comunes son el paludismo, los adinerados visten de lino y viven en las tradicionales casonas con enrome ventanales. Chona es una joven rubia, de ojos azules, muy guapa, su hermana Agustina es gordita, morena, tiene la virtud de tocar magistralmente el piano y en la obra recurrentemente estará entonando valses y polkas musicales del gran compositor francés Émile Waldteufel.
Don Sebastián Santander es un hombre rico, influyente, de origen catalán, tiene hijos regados por todas partes, su hija consentida es Chona por ser güerita, bonita, y cuida mucho que su familia no se case con nativos de la tierra americana, desde un inicio queda clara la postura elitista y discriminatoria de Don Sebastián. A Chona la enamora Gervasio quien también pertenece a una familia adinerada, pero con la desventaja de ser moreno, con rasgos de indígena, todo porque su padre el señor Cabrera por amor y no por interés, se casó con la nativa María Estrella, una guapa indígena que no procreó a un hijo con características españolas.
Gervasio le entregó el anillo de compromiso a Chona, pero faltaba lo más importante y era la autorización de Don Sebastián para que los jóvenes se casaran, en ese contexto llegó recién desembarcado de ultramar Juan José Fierro de Lugo, un español que había realizado estudios en Estados Unidos y venía a administrarle los negocios a Don Sebastián. Juan José es descrito como un joven guapo, elegante, pero económicamente necesitado, vestía de manera impecable porque a esa sociedad le importaba mucho la imagen, la apariencia, pero en realidad pertenecía a una familia venida a menos económicamente, cuando Juan José llegó al pueblo su primer encuentro fue con Amanda y desde que la vio se enamoró de ella y todo indica que ella de él:
“Entre el español y la mujer se da una mirada atónica, la de una pareja aterrorizada del rostro que nunca se ha atrevido a soñar que fuera realidad. Ella aminora el paso y casi se detiene. Quintilio: Niña Amanda, ¿Qué ves? ¿Qué me dijo tu santa tía Francisca? ¿Qué te ha dicho de los hombres? Amanda: (Mirando al español.) No recuerdo. Nunca ha dicho nada. El hombre le hace una inclinación de cabeza y se quita el sombrero. Amanda: (Fascinada.) ¿Quién es usted? ¿Lo conozco? Juan José: Juan José Fierro de Lugo, para servirla. A Amanda le hace brincar el corazón la voz hispana, el canto. Los ojos se le nublan de lágrimas. Amanda: Llega usted de ultramar. Juan José: Si de ultramar.”
Juan José fue muy bien recibido por Don Sebastián, lo llevó a su casa y presentó con su familia, Agustina cuando vio a Juan José pensó que podría ser un hombre para ella, Chona por ser la bonita y güerita de la familia sabía que tenía ventaja sobre su gorda y morena hermana, la convivencia continua, al paso de los días el señor Cabrera se presentó en la casa de los Santander y pidió la mano de Chona para que se casara con su hijo Gervasio, a lo que Sebastián contestó:
“Don Sebastián: Es una cosita. Tu hijo es bello, pero indio, hermano mío. No salió a ti. Y eso de que la sangre revuelta se note tanto… Julita tu hija, en cambio, parece una de las nuestras. Chona parece de porcelana fina. Mírale los ojos azules, los cabellos rubios. ¿Por qué va a tener hijos con un cuarto de sangre india? Pero no quiero que Chona se case con América.”
Juan José trabaja muy duro en la hacienda de Don Sebastián, consiguió la dirección y fue a la casa de Amanda, platicaron y él le ofreció matrimonio, Amanda era sobrina de doña Francisca quien era una mujer rica por tener el burdel del pueblo con mujeres al servicio del placer. Con el paso de los días Don Sebastián a petición de Chona le pide a Juan José se case con su hija, Juan José por presión parece acceder y empiezan los preparativos de la gran boda, Agustina está molesta y piensa quitarse la vida, Amanda manda a llamar a Juan José, y aquí continuará toda una historia que podrá conocer al momento de leer esta magnífica obra de teatro de la extraordinaria escritora y dramaturga Luisa Josefina Hernández.
Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com