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La Jornada

La elección presidencial de julio y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hacen prever un 2018 difícil para el conjunto de bancos comerciales en México, planteó la calificadora Standard and Poor’s Global Ratings (S&P). Ambos eventos, consideró, podrían generar cierta volatilidad en la economía mexicana.

El proceso electoral podría detener la demanda de crédito; sin embargo, las dos últimas elecciones en México han tenido un impacto menor en la demanda de crédito local y en el crecimiento del producto interno bruto (PIB), comentó la calificadora.

“Las próximas elecciones no afectarán el crecimiento del crédito en México. Sin embargo, esperamos cierta desaceleración producto de la incertidumbre sobre qué candidato ganará y cuáles serán sus políticas económicas”, mencionó.

En las dos últimas elecciones presidenciales en México, los bancos comerciales mantuvieron el crecimiento del crédito. Se puede argumentar, que la razón principal fue la certidumbre sobre qué candidato ganaría, algo que fue cierto en 2012, pero no fue el caso en el proceso electoral de 2006, señaló.

En la elección de 2006, el resultado oficial concedió la victoria al panista Felipe Calderón por un margen menor a 1 punto porcentual sobre el entonces perredista Andrés Manuel López Obrador –quien en 2018 contiende por una coalición formada por Morena y los partidos del Trabajo y Encuentro Social–, añadió .

No obstante lo apretado del resultado oficial en 2006, el crédito en México mostró un crecimiento sorprendente de 20 por ciento durante ese año, a pesar de la incertidumbre sobre si el candidato de izquierda o el de centro-derecha ganaría la elección, agregó.

En 2012, el financiamiento creció 12 por ciento al cierre del año, respectivamente.

“Al observar la expansión histórica del crédito, podemos concluir que, en México, las crisis financieras a nivel mundial y la volatilidad en los mercados globales tienen una mayor influencia en el crecimiento del crédito que los procesos electorales locales”, comentó.

Después de un repunte de 9.4 por ciento en 2017, se anticipa que este año el crecimiento del crédito bancario muestre una “ligera desaceeleración” a un ritmo de entre 9 y 10 por ciento, menor a la expectativa de 10.5 por ciento, apuntó Standard and Poor´s.

“El sistema bancario mexicano resistió con relativa facilidad las dos últimas elecciones presidenciales y no consideramos que sea diferente para las elecciones de 2018. Sin embargo, una alteración inesperada en los vínculos comerciales y de inversión entre México, Estados Unidos y Canadá, o un cambio desfavorable no previsto en las políticas fiscales o en otras políticas económicas tras las elecciones a mediados de este año, podrían disminuir las expectativas de crecimiento del PIB del país”, afirmó la calificadora.

Un menor crecimiento del PIB, en combinación con déficits fiscales mayores que los esperados, podría dificultar que la siguiente administración estabilice la deuda del país como porcentaje del PIB en los próximos dos años, alertó.

“Un cambio significativo de las políticas económicas actuales que aumente la inflación y afecte el crecimiento del PIB y otras variables macroeconómicas podría perjudicar la calidad crediticia del sistema bancario mexicano. En general, a juzgar por los datos históricos y las recientes mejoras en la calidad de activos de los bancos, consideramos que el sistema puede resistir cualquier incertidumbre, desaceleración de la demanda de crédito y presiones sobre la calidad de activos derivadas del proceso electoral”, consideró.