Dos líderes de la tribu nativa de los Lummi pidieron hoy a los responsables al parque acuático Miami Seaquarium, propiedad del grupo español Parques Reunidos, que liberen a la orca Lolita, en cautiverio desde 1970 y que vive, aseguran, en el tanque más pequeño de Estados Unidos.
Jay Julius, jefe de la Nación Lummi, también conocida como “Gente del mar”, recordó que desde hace siglos defienden su territorio en el estado de Washington y sus aguas, en la costa noroeste del país y donde vive una colonia de orcas, y por ello pidió que Lolita regrese “a su hogar y con su familia”.
Su compañero de tribu Fred Lane calificó a la orca de una “pequeña niña” que fue separada de su grupo familiar en 1970, en la zona costera de Puget Sound, en el estado de Washington, cuando apenas tenía cuatro años de edad.
Lamentó que las corporaciones como Seaquiarium, adquirido en 2014 por Palace Entertainment, propiedad del grupo español especializado en parques de ocio, no “tienen alma, no tienen corazón”.
Sobre las preocupaciones de si Lolita pudiera sobrevivir a la vida salvaje, argumentó que la empresa ha utilizado para no liberar al cetáceo, Lane dijo que es “preferible morir en casa, con tu familia, que hacerlo en cautiverio”.
Julius se mostró preocupado por las condiciones en las que vive Lolita y lo que tiene que pasar a diario teniendo en cuenta que viene de mar abierto y vive desde hace décadas en un tanque en el que, denuncian, apenas puede nadar teniendo en cuenta que mide unos seis metros de largo.
Pero el jefe indio se mostró confiado en que, por “dignidad y honor” para el animal, la empresa se dé cuenta de que Lolita, a la que en todo momento nombraron por su nombre original Tokitae, de que es necesaria una “alianza” para lograr el “exitoso traslado” al estado de Washington.
Su “deber sagrado” es ayudar a Lolita, dijo Lane.
Se sumó a su petición el ex alcalde de Miami Beach, Philip Levine, candidato a la Gobernación de Florida en las elecciones de noviembre próximo.
Levine lamentó que Miami Seaquarium esté más “interesado en los beneficios” que en el bienestar del animal, en un caso que calificó de “esclavitud moderna”.
“No escuchan y no les importan” las peticiones de liberar a la orca en su hábitat natural, dijo el político, que aseguró que la única forma de lograr el objetivo es la presión mediática y de los consumidores.
Según el grupo ambientalista People for Ethical Treatment of Animals (PETA), la orca lleva además una vida solitaria desde hace más de tres décadas, después de que su compañero Hugo se matara a golpes de cabeza contra el reducido estanque que compartían.