“Tres perros y un gato.”
Todo inició en 1862 en el: “El Galán de ultramar”, para el cierre de esta tetralogía dramatúrgica estamos situados ya en 1890, en estos 28 años transcurridos tres personajes claves de la historia ya murieron, me refiero a Gervasio Cabrera, Amanda Baeza y Chona Santander. La escritora Luisa Josefina Hernández en estas historias unidas procedentes de un tronco común, nos está presentando vidas y vivencias realistas, personajes que se desgarran, aman, sufren, lloran, odian, en este universo materialista y egoísta parece que lo anormal es lo normal.
En la obra: “Tres perros y un gato”, Juan José Fierro de Lugo está reconciliado con sus dos hijas Sofía e Irene, a pesar de ello, Juan José desde la muerte de Amanda Baeza ha dejado de ser un hombre feliz, si algo tenemos que reconocerle al personaje de Juan José, es que siempre a pesar de las presiones y convencionalismos sociales apostó por el amor, y mientras este protagonista amó, fue un hombre totalmente entregado a la mujer amada. Por ahora su única ocupación era trabajar, administrar los negocios de su suegro Don Sebastián Santander, y salir a pasear con sus bellas y adolescentes hijas.
Sofía Fierro y Santander es una joven de 17 años de edad, por lo vivido y aprendido, odia a todos los hombres excepto a su papá, sigue con la manía de ir a confesarse recurrentemente, y es tanta su obsesión por no sufrir que quiere ser una santa, es decir, vivir virgen, sin marido, dedicarse a escribir y a cuidar a su papá. Irene su hermana es una niña de 8 años la cual apenas está educándose y formándose en esa sociedad, su actuar en la obra no adquiere tanta importancia.
Don Sebastián Santander está contento porque desde el regreso de su yerno Juan José sus negocios funcionan y crecen ordenadamente, pero en los últimos días le preocupa ver a su yerno siempre decaído, sin ánimos, y medio enfermo. Un día Juan José fue con su hija Sofía a una fiesta en la Quinta de Doña Juana Fonseca, allí estaba su suegro y casi todas las familias importantes del pueblo, de pronto se apareció ante ellos Ilse Larsen, una hermosa sueca de 30 años de edad, quien era la viuda de Gervasio Cabrera, desde que Juan José la vio quedó impactado y Don Sebastián lo notó:
“Don Sebastián: No, Juanito, por lo que más quieras. Ya nos jodimos. Pero ¿Dónde tienes la cabeza? Esta mujer es como hija de don Jerónimo, ¿Quieres ser su yerno? ¿Quieres largarte a Suecia? Pura gente sin pigmento y mucho frio. Háblame, no te me paralices. ¿Te sientes bien? Juan José: ¿Yo? Claro. No. No me siento bien. (empieza a llorar largas lágrimas.) Yo… Don Sebastián: Te abrió la puerta del sótano. Juan José: Eso hizo. Me abrió la puerta del sótano. Don Sebastián: ¿Tienes pañuelo? Juan José: No. El suyo está limpio.”
Es importante recordar que Gervasio Cabrera había estado enamorado de Chona Santander y ella se casó con Juan José, con el paso de los años Gervasio amargado y lleno de odio hacia todos se suicidó. Ilse Larsen vivía cómodamente con sus suegros y levantó a sus dos hijos, pero al igual que Juan José era una mujer que vivía en la nada. Sofía cuando convivía con su papá le pedía que la llevara a vivir con él, Juan José le dijo que lo mejor es que siguiera viviendo en la casa de su abuelo porque allí tenía todos los cuidados que necesitaba, que él era un hombre solitario y no podría cuidarla como ella lo merecía junto a su hermana.
Un Doctor recién llegado de Veracruz llamado Manuel Escobedo estaba interesando en Sofía, la joven no tan sólo lo presentía, sino que repudiaba al Doctor. Sofía sabía que la educación y el deber de una mujer en esos tiempos consistía en hacer caso a su padre y a sus mayores, esto implicaba que si su padre o abuelo le pedían se casara con el Doctor Manuel, ella estaría en fuertes conflictos, la joven se anticipó con su padre y le dijo que el Doctor le causaba repugnancia porque siempre se la pasaba mirando hacia su casa para verla, Juan José le dijo a su hija que no se preocupara, que lo dejara y solito se aburriría de estar viendo su casa.
Juan José enfermaba constantemente, Don Sebastián Santander lo quería como a un hijo, sabía que, tal vez, si su hija Chona no hubiera conocido a Juan José pudiera estar con vida, pero tampoco era culpa de Juan José el no haberla amado. Don Sebastián fue a su hacienda y le dijo a Juan José que se vistiera, que irían a la hacienda La Paloma:
“Don Sebastián: ¿Sabes qué? Vete a dar un baño de agua fría, te arreglas con lo mejor que tengas, me arreglo yo, y nos vamos a meter a la boca del lobo. Juan José. ¿Adónde? Don Sebastián: A la Paloma, antes de que se haga tarde. Juan José: (Alarmado.) ¿A qué vamos? ¿Qué vamos a hacer allá? Don Sebastián: Nada. Absolutamente nada. De imbéciles… ¿Eso te gusta? Juan José no contesta, pero sale apresuradamente.”
La Paloma es la hacienda de Don Jerónimo Cabrera, suegro de Ilse Larsen y padre del suicidado Gervasio Cabrera, llegaron a la hacienda y el encuentro se dio: “Don Jerónimo: ¡Sebastián! Hace casi veinte años que no pones los pies en mi casa. Venga un abrazo. (Lo abraza efusivamente, don Sebastián se deja hacer.) Señor Fierro de Lugo, tome posesión de su casa, en donde siempre hemos estado a sus órdenes. Tengan la bondad de sentarse.”
El dialogo aclaratorio de viejos resentimientos salió positivamente, Don Sebastián y Don Jerónimo intencionalmente dejaron solos a Juan José e Ilse Larsen: “Juan José: Usted perdone el atrevimiento, señora Larsen. Ilse Larsen. Llámeme Ilse, como todo el mundo. Juan José: (Serio, recogido en sí mismo.) Ocurre que don Sebastián me quiere mucho y vio… la impresión que yo sufrí al verla. Ilse Larsen: Y sin él, ¿Usted no hubiera venido? Juan José: No el día de hoy. Pero mañana o dentro de dos días, hubiera venido. Por eso me dejé traer. Era solamente cuestión de horas.”
Amando y viviendo feliz con Ilse Larsen concluye la historia de Juan José Fierro de Lugo, por fin alguien en esta historia representa una luz de esperanza ante tanto vacío, desinterés, amargura, y resentimientos, por supuesto que al ser historias de vidas no puede todo terminar como un cuento de hadas, Sofía esta enfurecida y dispuesta a casarse con el Doctor Manuel Escobedo si su padre se casa con Ilsen Larsen, al final en un mundo de locura alguien tiene que terminar loco y parece que eso le sucedió a la pobre Sofía. Fin de la Tetralogía.
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