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La Jornada

El ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, permanecerá encarcelado en Alemania, al menos hasta que se resuelve la petición de entrega solicitada por el Estado español, donde está imputado de los delitos de rebelión, malversación de fondos públicos y desobediencia.

El juez que le tomó hoy la declaración al ex mandatario durante más de dos horas, finalmente resolvió como medida cautelar mantener la “custodia policial”, es decir enviarlo de nuevo a la prisión de Neusmüster, donde ayer pasó la primera noche.

Puigdemont, que salió de forma furtiva de Cataluña el pasado 28 de octubre, sólo un día después de que el Parlamento catalán declaró la independencia unilateral, deberá seguir controlado por la policía y encerrado en una prisión alemana.

Su periplo por varios países nórdicos para dar una serie de conferencias para denunciar la situación de vulneración de derechos elementales en Cataluña le pasó una factura que no contempló en su plan para mantenerse en calidad de refugiado en los próximos meses, al menos el tiempo en el que se lleve a cabo el proceso judicial contra la causa soberanista en España, donde se encuentran imputadas 25 personas, todas ellas líderes destacados del movimiento secesionista.

Sin embargo, Puigdemont fue localizado en su fuga desde Helsinki, en un periplo en el que siempre estuvo controlado por un dispositivo del espionaje español, que incluso habría incrustado un localizador en el vehículo que le transportó por el norte de Europa. Y fue hasta que cruzó la frontera con Alemania y se detuvo por un momento a repostar gasolina, en las inmediaciones de Hamburgo, cuando se procedió a su detención en coordinación con la policía alemana. Lo que supuso un ataque en la línea de flotación de la estrategia diseñada por el ex mandatario.

El juez alemán además de confirmar la prisión, también informó, a través de la Fiscalía alemana, que la decisión sobre su futuro se podría tomar en los próximos dos meses y que la celeridad dependerá en gran medida en si el propio afectado está dispuesto a ser entregado a España, lo cual parece bastante improbable.