La creciente disputa comercial entre China y Estados Unidos enfrenta a dos líderes que dicen tener una buena relación personal pero que están ambos decididos a defender los intereses de sus naciones y sus proyectos políticos.
Pero mientras que Donald Trump enfrenta un panorama extremadamente caldeado y elecciones legislativas de mitad de término, Xi Jinping encabeza un estable régimen autoritario. Xi acaba de sacar adelante una reforma constitucional que le permitirá gobernar todo el tiempo que quiera, sin enfrentar desafíos electorales serios.
Vistazo a los temas que podrían decidir esta disputa comercial:
UNA CHARLA AMISTOSA
Si bien Trump se expresó en duros términos durante la campaña presidencial y criticó a Beijing por sus prácticas comerciales y su actitud hacia Taiwán, es un gran admirador de Xi y elogió la forma en que logró deshacerse de las restricciones a la reelección.
“El Presidente Xi y yo siempre seremos amigos, sin importar lo que pase con nuestra disputa comercial”, dijo Trump en un tuit el domingo. “China es grande y Xi es un gran caballero”, señaló a su vez durante un acto republicano el mes pasado, cuya transcripción fue conseguida por CNN.
Xi generalmente se limita a subrayar los beneficios de una relación estrecha entre China y Estados Unidos y agradeció a Trump la llamada que le hizo el 10 de marzo para felicitarlo por haber sido reelegido para un segundo mandato.
HISTORIA FAMILIAR
Tanto Trump como Xi pertenecen a familias privilegiadas y tienen fama de nacionalistas. Trump acuñó el lema “Estados Unidos Primero”, en tanto que Xi habla del “Sueño Chino” de prosperidad, acompañado de políticas firmes en materia militar y de relaciones exteriores.
Trump es hijo de un magnate de los bienes raíces y llegó a la presidencia de la mano de una ola populista, tras hacerse famoso como empresario inmobiliario y figura de reality TV. El padre de Xi fue un cercano colaborador de Mao Zedong, cuya influencia se cree impulsó su carrera hasta llegar a ser líder del Partido Comunista en el 2012.
A ambos les gustan los líderes fuertes y Trump ha sido criticado por hablar mal de la prensa y de ciertos jueces. Los dos le dan gran importancia a las fuerzas armadas y han incrementado los presupuestos militares. A ambos les gustan los desfiles militares.
SUS PROYECTOS
La idea de Xi de crear competidores globales en terrenos como los robots, los vehículos eléctricos y los productos farmacéuticos es considerada uno de los factores que desataron la actual crisis, en tanto que Trump parece motivado por su deseo de apuntalar el poderío industrial de Estados Unidos.
Ninguno de los dos quiere dar la sensación de que cede y si bien el estilo medido de Xi contrasta con las bravuconadas de Trump, los dos “son matones irritables a los que les gusta proyectar una imagen vigorosa”, indicó Liz Exonomy, importante académica especializada en China y autora de “The Third Revolution: Xi Jinping and the New Chinese State” (La tercera revolución: Xi Jinping y el nuevo estado chino).
NEGOCIEMOS
Por más que la actual disputa gire en torno al comercio, hay muchos otros factores en juego y pondrán a prueba las aptitudes negociadoras de ambos líderes y sus equipos. Las opiniones difieren acerca de quién tiene la mejor mano.
Al amenazar con tarifas a las importaciones y apoyar a las empresas que dicen que les están robando la propiedad intelectual de sus productos, Trump “logró cambiar los fundamentos de las relaciones entre Estados Unidos y China”, opina Miles Yu Maocun, experto en política china de la Academia Naval Estadounidense de Annapolis, Maryland.
Yu cree que la decisión de Trump de aceptar una invitación a reunirse con el líder norcoreano Kim Jong Un tomó por sorpresa a China.
Poco después, Kim visitó China en lo que pareció un esfuerzo de Beijing por dejar en claro el papel central que desempeña en la solución de las tensiones en torno al programa nuclear norcoreano.
LOS RETOS DOMÉSTICOS
Yu dice que la política comercial de Trump tiene bastante apoyo en su país, pero Xi probablemente goce de un respaldo más fuerte todavía en un conflicto que los chinos pintan como el resultado del unilateralismo y los deseos de hegemonía de Estados Unidos.
Xi no enfrenta desafíos electorales como los que tienen por delante los republicanos de Trump en las elecciones legislativas de noviembre. Consciente de ello, Xi trata de golpear sectores clave como el agrícola e industrial con sus represalias.
“Xi tomará un camino bien pensado para afectar intereses específicos, que generarán fuertes críticas”, opinó Joseph Fewsmith, experto en política exterior china de la Universidad de Boston.