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La Jornada

Las finanzas públicas de México tienen un “limitado margen de maniobra” para materializar las propuestas hechas por los principales candidatos a la Presidencia sin afectar las metas fiscales previstas por ley, advirtió este jueves la firma calificadora Moody’s Investors Service.

“Si por llevar adelante las propuestas de campaña ese limitado margen fiscal se agota, habrá presión para bajar la calificación de la deuda soberana de México “, dijo Jaime Reusche, analista de deuda soberana de México en Moody’s.

El miércoles, Moody’s cambió de “negativa “ a “estable” la perspectiva de calificación de la deuda avalada por el Estado mexicano. Una de las razones que esgrimió para tomar esa decisión fue la baja probabilidad, a su juicio, de que el próximo gobierno, “cualquiera que sea el candidato” que gane la elección, cambie la política económica o revierta las reformas estructurales.

Este jueves, en una conferencia telefónica desde Miami, Jaime Reusche negó que la decisión adoptada por Moody’s constituya un voto de confianza al candidato Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Juntos Haremos Historia, puntero con amplio margen en todas las encuestas publicadas hasta ahora.

“De ninguna manera es ese el significado (de la decisión). Lo que reflejamos es el resultado de nuestra evaluación a la fecha y la expectativa de que sea cual sea la administración que venga no se van a dar cambios abruptos en las tendencias económicas y, sobre todo, fiscales y en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte” (TLCAN), afirmó.

Para la agencia calificadora, dijo, existe una baja probabilidad de que la próxima administración, «sea cual sea» el candidato que resulte triunfador el 1 de julio, debilite políticas adoptadas por el actual gobierno, como la reducción –a partir del año pasado– de la deuda pública como porcentaje del producto interno bruto (PIB) y del déficit fiscal o realice un cambio «brusco» de política.

«Esto quiere decir que los riesgos están balanceados; es posible que una nueva administración trate de cambiar las políticas públicas o que trate de darle un giro, pero lo importante es que existe un marco institucional relativamente sólido, como un banco central independiente, reglas fiscales y un Congreso que hará contrapeso, para mantener las tendencias favorables que hemos visto en las cuentas fiscales», planteó.

Y dicho eso, agregó que si en el próximo gobierno llegara a darse «un giro abrupto en las políticas públicas, en el manejo fiscal y un manejo más imprudente e irresponsable de las finanzas públicas y de la economía y se debiliten instituciones como el banco central y las reglas fiscales, sin lugar a dudas sí vemos una presión a la baja en la calificación».

Más allá de lo que planteen los candidatos presidenciales, incluido el puntero en las encuestas, el marco fiscal y económico del país es sólido como para que llegue a deteriorarse rápidamente. «Pero si ello ocurre, si se deteriora, sí habrá una presión para bajar la calificación» de la deuda mexicana.

La calificación de la deuda está relacionada con el precio que paga el emisor por financiarse. A mejor calificación, puede obtener recursos a menor costo y mayor plazo y a establecer diferencia frente a otros en momentos de volatilidad financiera.

El analista de Moody’s tocó el tema relacionado con el margen fiscal que dejará el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que cerrará la administración con un déficit en las finanzas públicas equivalente a un punto porcentual del PIB, y el efecto fiscal de hacer efectivas algunas de las propuestas que han hecho los candidatos y que van desde hacer transferencias de dinero a jóvenes, amas de casa; ampliar el número de becas.

Las propuestas de los candidatos han ido cambiando y conforme avancen las campañas el mensaje se irá moderando, dijo Reusche. «Sea cual sea el candidato que resulte ganador, el gobierno entrante se encontrará con unas cuentas fiscales muy sólidas, con un punto de partida muy favorable en este sentido. Incluso incorporando medidas de gasto, hay un margen de maniobra, un espacio de tolerancia, pero es muy limitado», consideró. Abusar de ese margen de maniobra, manifestó, «es una presión para la calificación».