Dos dos hombres que han gobernado Cuba durante casi seis décadasnacieron en una parte remota y rural de la isla, Birán, en el seno de una adinerada familia agrícola.
Tanto Fidel como Raúl Castro se inclinaron por la política radical a una temprana edad, durante su época de estudiantes primero en una escuela de Santiago, una ciudad en el este del país, y más tarde en la universidad de La Habana.
Saltaron a la primera plana en 1953 como líderes de un quijotesco y fallido ataque al cuartel de Moncada, en Santiago, con el que esperaban derrocar la dictadura de Fulgencio Batista.
Fueron encarcelados, recuperaron la libertad gracias a una amnistía y se exiliaron a México, donde organizaron una guerrilla y regresaron a la isla a bordo de un barco, el ‘Granma’, en 1956.
Pese a los primeros reveses, los barbudos guerrilleros que operaban en las montañas del este fueron ganando apoyos en todo el país.
El 1 de enero de 1959, Batista huyó de la isla y Fidel Castro se convirtió en el líder incuestionable de Cuba, con su hermano menor al frente de las Fuerzas Amadas.
En un primer momento, el gobierno de Fidel Castro ejecutó o encarceló a muchos enemigos, y se inclinó hacia un socialismo de inspiración soviética a principios de la década de 1960. Cuba respaldó revueltas en toda Latinoamérica y, aunque la mayoría fracasaron, la resistencia de los Castro al dominio estadunidense inspiró a millones de personas en el todo el mundo.
El control de Fidel Castro sobrevivió a los repetidos intentos de Washington para derrocarlo o asesinarlo, incluso tras los problemas que sucedieron al colapso de la Unión Soviética en 1991, que había mantenido a flote la economía de la isla.
Finalmente, en 2006 una enfermedad obligó a Fidel a ceder el poder a Raúl, quien asumió formalmente la presidencia dos años después.
Fidel falleció en 2016 y Raúl, que cumplirá 87 años en junio, anunciió que dejará el cargo este mes, aunque planea mantener un cargo posiblemente más importante: el de presidente del único partido de la isla, el Partido Comunista.