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Las dietas bajas en grasas son un riesgo a la salud, y particularmente en las mujeres al disminuir las probabilidades de fertilidad, afirmó la nutrióloga Marybel Yáñez Martínez al advertir también daños en la piel, pérdida de memoria a largo plazo y fallas en la vista, entre otros factores.

La especialista en obesidad y nutrición materna e infantil enfatizó que la falta de grasas puede ocasionar infertilidad en las mujeres e incluso afectar el crecimiento de los bebés.

Dijo que la grasa es una fuente de energía indispensable para el crecimiento de los niños, y afirmó que lo importante es proporcionarles una dieta balanceada. No se trata, precisó, de formar niños gorditos sino de buscar que tengan el nivel suficiente de azúcar en su cuerpo.

Comentó que muchas personas siguen este tipo de dieta para bajar de peso, y que se tiene mal concepto sobre las grasas al grado de que la población “tiene miedo” de consumirlas.

Sin embargo, enfatizó que tanto las grasas saturadas como las insaturadas son básicas para la salud de la persona, siendo lo más importante buscar un balance entre estas.

 

Yáñez Martínez precisó que una dieta adecuada debe ser específica para cada persona, e incluir los tres macronutrientes que son los carbohidratos, proteínas y grasas. Debe diseñarse una dieta, tomando en cuenta la actividad y condición física de los individuos.

En promedio, de las calorías totales que se consumen por día, 40 por ciento deberían ser carbohidratos, 30 por ciento proteínas y 30 por ciento grasas.

Añadió que existen dos tipos de grasas, las animales (saturadas) y las vegetales (insaturadas). Si se consume del primer grupo en cantidades altas, pueden ocasionar problemas cardiacos, mientras las segundas su alta ingesta ocasiona obesidad, por lo que lo mejor es buscar un punto medio.

No hay grasas ni buenas ni malas, simplemente el exceso de grasas saturadas pueden ocasionar problemas cardiacos y el exceso de grasas vegetales pueden ocasionar sobrepeso, por lo que todo debe ser con medida, y la población debe quitarse el miedo a no utilizar grasa ya que esto también genera problemas”, enfatizó.

En ese sentido, también advirtió del consumo excesivo de productos fat free (libres de grasas).

Consideró que en general toda persona debe consultar a un especialista en nutrición que le permita entender cuál es la situación que su cuerpo presenta, perder el miedo a las grasas y buscar alternativas saludables que no las excluyan pero que sea una mejor calidad de este como es el aceite de oliva.