La ontología es una de las ramas de la metafísica más relevantes. No en vano, su objeto de estudio no es otro que el todo, todo lo que hay y todo lo que es. Sus preguntas son tan amplias como lo es el universo mismo y sus respuestas son igual de abiertas y ambiciosas como el propio ejercicio de planteárnoslas. Sin embargo, estas mismas cuestiones pueden aplicarse a campos más inmediatos de nuestra vida terrenal, como los videojuegos.
Mezclar metafísica y videojuegos puede sonar a una gran locura, pero nada más lejos de la realidad. Eso es justo lo que ha llevado a cabo un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid en colaboración con sus homólogos de la Universidad de Lappeenranta, con el fin de desarrollar un modelo semántico capaz de identificar e intercambiar información en tiempo real de los jugadores para crear experiencias de juego únicas y, además, compartidas entre distintos títulos.
El objetivo es poder trasladar el conocimiento del usuario de un juego a otro, de modo que se puedan e implementar mejoras tanto en el diseño y desarrollo de los juegos como en modelos y actividades de marketing para la mejora del negocio como tal. Una auténtica ontología del videojuego centrada en la captura y compartición de datos.
“Aunque no es una idea nueva y ya se cuenta con la posibilidad de que los personajes o las acciones puedan moverse de un juego a otro, o que las puntuaciones sean acumulables en distintos escenarios, el intercambio de información entre juegos se ha llevado a cabo hasta la fecha de manera más bien intuitiva, sin contar con los parámetros semánticos básicos que ayuden a conectar de manera real la experiencia de juego entre usuarios”, explica María Poveda, investigadora del grupo.
Con esta nueva tecnología made in Spain podremos ir más allá, incluso hasta dibujar con precisión el modo de juego de distintos personajes, así como elementos y escenarios de juego, intercambiando la información y las funciones con gran exactitud de un juego a otro.
El beneficio que ofrece la ontología diseñada se puede dividir en dos grandes bloques: el primero es la posibilidad de capturar los logros de un juego determinando, la conducta real de los jugadores durante cada partida; y el segundo es la representación de metadatos y estadísticas de diferentes juegos para usarlos como modelo para otros. De este modo, se podrá capturar el conocimiento de manera real en el terreno de los videojuegos. Los videojuegos podrán estar completamente interconectados, mejorando así la interacción entre los jugadores y los juegos (interacción humano-máquina) y permitiendo la transferencia de elementos de un juego a otro.
La ontología se ha probado en tres juegos distintos –Asteroids, Coil y BrowserQuest- demostrando que los datos del juego se pueden recopilar y se pueden intercambiar para su uso en múltiples juegos distintos.