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EFE

El impacto humano a lo largo de su existencia ha reducido sustancialmente el tamaño de otros mamíferos, según un estudio publicado hoy en la revista especializada Science.

Los autores de este informe encontraron que la dispersión de los humanos fuera de África hace 125 mil años coincidió con una “drástica” reducción global en el tamaño de los mamíferos, que no fue una causa de desaparición hasta la llegada del Homo erectus, una especie que gracias a la elaboración de herramientas fue capaz de cazar a estos grandes animales.

Esta tendencia podría continuar, según los investigadores de la Universidad de Nuevo México (Estados Unidos), hasta el punto de que, en un par de cientos de años, el mamífero terrestre más grande que quede pueda ser la vaca doméstica, con un peso de 900 kilogramos.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo liderado por la bióloga Felissa Smith creó dos conjuntos de datos que capturan la distribución global y el tamaño corporal de los mamíferos terrestres que vivieron hace 66 millones de años hasta el presente.

Los autores encontraron un sesgo sustancial en la extinción de mamíferos durante los períodos cuando los humanos se dispersaron por todo del mundo, por lo que las especies que se extinguieron tendieron a ser dos o tres veces más grandes que los mamíferos que sobrevivieron, una tendencia que fue “evidente” de manera global.

Lo más llamativo del análisis fue el hallazgo de que la extinción de grandes mamíferos durante el Pleistoceno tardío coincidió con la creación de armas de largo alcance por parte de los humanos.

Así, el análisis descubrió una caída de más de diez veces en la masa corporal media y máxima de los mamíferos durante esa época hasta hoy en día.

“Como los mamíferos juegan un papel fundamental en la configuración de los ecosistemas, la tendencia de reducción tendrá un impacto en cascada sobre otros organismos”, advirtió Smith.

Si las tendencias actuales continúan, la masa corporal media de los mamíferos en América del Norte caerá de 7.7 a 4.9 kilogramos en unos pocos cientos de años, apuntaron los autores.