La subsecretaria de Transporte, Yuriria Mascott, señaló que la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) debe estar en manos del gobierno federal porque todas sus entidades deben trabajar en conjunto dado el componente social, económico, laboral y de desarrollo que contiene, además de su alta rentabilidad, por lo que su concesión no está considerada en este momento.
«El aeropuerto es totalmente autofinanciable, es un proyecto que le va a generar mucha rentabilidad a nuestro país, si no tuviéramos el aeropuerto actual en manos del gobierno como está, y no tuviésemos la fuerza del Estado para hacer una construcción en esa zona, que no nada más es un desarrollo aeroportuario sino social, económico para la zona no podría realizarse», aseguró la funcionaria, luego de inaugurar el primer Foro del Transporte Aéreo convocado por la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero).
En su turno el vicepresidente regional para las Américas de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Peter Cerda, dijo que el gobierno mexicano debe concentrarse en la construcción del NAICM, terminar en tiempo y luego ver la conveniencia de la concesión, porque la construcción y privatización de un aeropuerto «no es una vaca lechera, se tiene que hacer de forma muy transparente y cuidadosa. En América Latina algunas privatizaciones han fracasado porque se han hecho mal».
Destacó que en México el proceso electoral ha complicado la construcción del nuevo aeropuerto, pero, acotó, lo importante es que gane quien gane la Presidencia de la República debe trabajar de manera activa con la industria aérea.
Cerda dijo que la IATA se ha acercado con todos los candidatos a la Presidencia para presentarles un estudio sobre infraestructura, algunos ya lo conocen y están a la espera de que otros como Andrés Manuel López Obrador los reciba.
Durante la presentación de la Agenda de la Aviación Mexicana 2019-2024, el presidente de la Canaero, Sergio Allard, dijo que en México hay 0.7 pasajeros vía aérea por habitante, contra cifras de 3.7, 2.5 o 1.1 de Panamá, Estados Unidos y Chile, respectivamente, lo que demuestra la brecha de oportunidad que tiene el sector aéreo nacional.