Con medicamentos, consultas médicas gratuitas, ropa y cortes de cabello, entre otros servicios, Adalberto Cózar Cundapi lleva casi cuatro décadas ayudando a las comunidades rurales, sin fines políticos o de lucro, sino como una simple acción ciudadana.
Apenas en días pasados, un comerciante de tacos le regaló dos arcones de medicina con valor de mil 500 pesos cada uno, los cuales a su vez serán entregados a los ejidos para que estos cuenten con sus “botiquines rurales”, es decir, una base de medicamentos de uso común para ayudar a cualquier persona que los necesite en alguno de estos ejidos.
“La gente solita trae medicamento y ropa”, cuenta Adalberto Cundapi, quien además agrega que “se necesita mucha dedicación para hacer esto”.
Los fines de semana es cuando suele viajar a las distintas zonas rurales de Agua Dulce y muchas veces se le suma su hija, la médico Alejandra Cózar, quien ofrece consultas sin costo.
El entrevistado expuso que los ejidos hidrómilos sufren un alto nivel de rezago, especialmente en término de salud, por lo que es común que la gente se muera por enfermedades que no deberían ser fatales: “Hay gente que no tiene ni una pastilla para el dolor de cabeza”, expone, por ejemplo.
Las aportaciones más recientes que recibió se integrarán al programa que ha montado cuyo objetivo es que cada ejido cuente con un padrón básico de medicamentos ante la falta de clínicas y servicios de emergencia para tratar de detener la dolencia y hasta la mortandad en las localidades más marginadas y evitar que “en los ejidos la gente se muera por cosas que no deberían”.