EL MAGO SE ESFUMÓ, PERO SU MAGIA PERMANECE (III).

“El Tañido de una Flauta” es la primera novela publicada de Sergio Pitol en el año 1972, con esta obra Pitol inauguró el estilo tan particular que desarrollaría en la mayoría de sus libros. La novela tiene su grado de complejidad porque la temática abordada en ciertos lapsos es para conocedores de literatura, cine, y pintura. La estructura de la novela está dividida en 28 capítulos y si bien hay una historia central por conocer, en la obra Pitol no respeta tiempo y espacio, en momentos lo narrado son soliloquios intelectuales, amorosos, familiares, artísticos, realmente se requiere concentración en la lectura e investigación para poder profundizar en los diversos mensajes y reflexiones que nos deja la obra.
Desde una lectura personal, la Ciudad de Venecia es la primer gran protagonista de la historia, con la Serenísima inicia y concluyen los capítulos de la novela. Sergio Pitol nos hará caminar por las calles de Venecia, por su famosa y conocida Plaza San Marcos, si tenemos imaginación nos subiremos a una Góndola, pero el lugar especial donde entraremos guiados por la pluma de Pitol es en el Palazzo del Cinema de Venecia, donde se llevará a cabo una edición más del prestigiado festival internacional de Cine.
Teniendo ubicado el escenario y su contexto, aparecerán en la obra tres protagonistas centrales que entorno a ellos girará toda la historia y todos los demás personajes, me refiero a un cineasta mexicano que se encuentra en Venecia, un pintor que está ubicado en Xalapa, y Carlos Ibarra quien es el personaje central de la película que se presentó en el festival internacional de cine veneciano.
La película lleva el título de: “El Tañido de una Flauta” y es dirigida por un cineasta japonés llamado Hayashi, el cineasta mexicano asistió a ver la película al festival, lo sorprendente es que todo lo sucedido en la historia de la cinta japonesa, resultó ser copia de una película mexicana llamada: “Hotel de Frontera”, y, aún, hay algo más intrigante, Carlos Ibarra es el protagonista central de la historia y en épocas pasadas Carlos fue amigo muy cercano al cineasta, al grado que en la cinta japonesa la figura del cineasta también aparece en la historia:
“¡Así que también Morales había advertido el parentesco! Mientras duró la proyección había sentido primero estupor, inquietud después, y, al fin, la convicción total de ver una réplica de su película, (sería una estupidez imaginarlo: el tañido de una flauta era gran cine), sino la historia de Carlos Ibarra, de la que había aprovechado un episodio para filmar Hotel de Frontera. Desde que salió del cine ha tratado de no pensar en ello. Le aterroriza que exista una relación directa entre esa película feroz y las peripecias de su amigo.”
Partiendo de los sentimientos provocados por la historia de la película japonesa, el cineasta mexicano tratará de investigar cómo fue que el Director japonés conoció la historia de Carlos de manera puntual, y a partir de aquí, Sergio Pitol sin salirse de la historia central, disertará sobre cine, literatura, pintura, en unos capítulos conoceremos la vida e historia del cineasta y en otros la vida del pintor Ángel Rodríguez radicado en Xalapa, Carlos Ibarra al ser amigo del cineasta y el pintor, convivirá con ellos algunas veces en Nueva York, otras en Roma, Londres, Varsovia, aquí claramente se puede percibir como entran a escena las grandes ciudades europeas donde vivió Pitol, y que fueron enormes fuentes de inspiración y vivencias para que el Maestro escribiera sus obras y nos presentara a destacadísimas personalidades del mundo intelectual europeo, que para nosotros sin los libros de Pitol, tal vez, mucho de ellos fueran unos totales desconocidos.
Lo anterior me sucedió cuando leía el capítulo “trece” y apareció un personaje llamado Dreyer, en la novela el suceso se dio de la siguiente manera: “El que se sentó a su lado es Dreyer. Vino con la Rosay. – ¿Quién me dijo que era? ¡Dreyer, nada menos! – ¿Ah? –Algo pareció moverse con desesperación en su cerebro; lo vio esforzarse para extraer el recuerdo de una conferencia, de un programa de televisión, de una charla, de un artículo leído en alguna parte. ¿Dreyer…Dreyer? ¡Claro! ¿No bien le digo que necesito una cura del sueño que le hicieron a Sonia Galindo en una clínica suiza? ¿Es el del famoso affaire Dreyer? –Por supuesto. ¿Recuerda que Proust lo defendió con pasión? Swann era dreyista.”
Por supuesto que me interesó saber de Dreyer, y me encontré que es uno de los más grandes cineastas europeo, de origen danés, Dreyer tuvo gran éxito en Francia donde le pidieron filmara un largometraje sobre alguna heroína nacional y lo hizo sobre Juana de Arco, y conforme fui avanzando en la lectura me encontré con más genios artísticos como el gran cineasta alemán de origen judío y nacionalizado estadounidense Ernst Lubistsch, quien ya viviendo y trabajando en Hollywood dirigió importantes largometrajes entre ellos: “El patriota, El abanico de Lady Windemere, La viuda alegre.”
En la parte literaria nos encontraremos con varios autores alemanes como Thomas Mann, Hermann Broch, el propio Sergio Pitol en: “El Mago de Viena”, apuntó que “El Tañido de una Flauta” en parte es un homenaje a la literatura germánica que desde la adolescencia la había seguido y sobre todo que mucho lo había influido, y es que realmente desde el primer momento que se empieza a leer la obra de Pitol, inmediatamente nos salta una de sus expresiones literarias más conocidas la cual afirma que: “Todo está en todo”, y el ejemplo lo seguimos experimentando en “El Tañido de una Flauta”, donde hacemos un recorrido por ciudades europeas, conocemos escritores, pintores, sin olvidar que, además, la novela tiene una trama, una historia, es decir, todavía falta mucho por leer al ritmo del sonido musical que provoca: “El Tañido de una Flauta…”
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