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RT/SinEmbargo

Durante las misiones a la Luna del Apollo 15 y el Apollo 17 en 1971 y 1972, la NASA desarrolló en el suelo de nuestro satélite un experimento del flujo de calor lunar. Para llevarlo a cabo los astronautas perforaron en la superficie varios agujeros de más de 2 metros de profundidad con el fin de observar los posibles cambios en la temperatura de la Luna.

Posteriormente, los cambios fueron observados mediante sondas, y entre 1971 y 1977 los datos transmitidos a la Tierra.

Estos registros se almacenaban en cintas en el Centro Nacional de Datos de Ciencias Espaciales de EU. Sin embargo, hasta nuestros días han llegado solo los datos correspondientes al periodo hasta diciembre del 1974, mientras que las cintas que contenían los datos de 1975, 1976 y 1977 se han perdido.

A pesar de ello, la información que se ha conservado no ha dejado de interesar a los investigadores, ya que mostraba que la superficie lunar se estaba calentando a lo largo de la profundidad de los agujeros. Y lo más significativo era que el calentamiento empezó justo tras el inicio del experimento, en el año 1971.

Ahora, científicos de la Universidad Tecnológica de Texas afirman haber hallado la respuesta a este fenómeno, informa Science Alert. Investigadores de diferentes instituciones científicas estadounidenses lograron localizar los registros de temperatura lunar de abril a junio del 1975, así como cientos de registros semanales de los años 1973-1977.

Al analizar estos datos, los investigadores observaron que durante esos años el calentamiento continuó e incluso aumentó. Además, el calor alcanzó el fondo de los agujeros, lo que permitió sugerir que el calor, en vez de proceder del interior de la Luna, provenía de la superficie.

Los científicos llegaron a la conclusión de que el motivo del incremento de la temperatura de la Luna eran los propios astronautas, que con sus maniobras perturbaron la capa superior de la superficie lunar, el regolito.

“Las imágenes de los dos sitios de aterrizaje recientemente obtenidas por la cámara de la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter muestran que el regolito en los lugares donde se encontraban los astronautas se oscureció, reduciendo el albedo”, reza el estudio de los científicos.

El albedo es la cantidad de radiación solar reflejada por el regolito. Es decir, tras la intervención de los astronautas, la superficie se oscureció y comenzó a absorber más calor solar, lo que, a juicio de los científicos, podría explicar el aumento de varios grados de la temperatura en los agujeros.

Ahora los científicos planean tener en cuenta estos datos a la hora de crear el equipo de próxima generación que aterrizará en la Luna y aprovechar las experiencias de intervenciones anteriores en su superficie, así como los efectos que tuvieron sobre su temperatura.