Lugar:
Fuente:
La Jornada

Ante condenas de la separación de niños de sus padres inmigrantes, incluyendo historias de como agentes migratorios arrancaron a un bebé de los brazos de su madre mientras la amamantaba o de niños de 4 o 5 años gritando con terror al ser separados a la fuerza de sus padres o madres que son informadas por autoridades que ya nunca más verán a sus hijos, el gobierno de Donald Trump justificó este jueves su política como “bíblica”.

“Es muy bíblico aplicar la ley, eso es repetido varias veces a lo largo de la Biblia”, comentó la vocera de la Casa Blanca Sarah Sanders al ser cuestionada dónde en la Biblia se afirma que es moral separar a los niños de sus madres como parecía argumentar el procurador general Jeff Sessions.

Sessions, en un discurso ante oficiales de seguridad publica en Indiana en la mañana, justificó de nuevo su política de “tolerancia cero” que ha llevado a la separación forzada de niños de sus familias inmigrantes al ingresar a este país. Culpó a las familias migrantes al traer a sus hijos y cruzar de manera ilegal la frontera y advirtió que “tener niños no te ofrece inmunidad del arresto y procesamiento”. Subrayó que “son ellos los que violaron la ley, los que pusieron en peligro a sus propios hijos en su viaje. Estados Unidos… se extiende de manera extraordinaria para protegerlos [a los niños] mientras sus padres pasan por una breve estancia de detención”.

Ante el creciente coro de condena de esta política de una amplia gama de políticos, comentaristas, editoriales en medios, expertos médicos y sicólogos, y defensores de derechos humanos y civiles y líderes religiosos -incluyendo evangélicos conservadores simpatizantes de Trump- Sessions insistió en que sólo se esta aplicando la ley. En respuesta a los religiosos, argumentó que “les citaría al apóstol Pablo y su comando claro y sabio en Romanos 13 de obedecer las leyes del gobierno porque Dios las ha ordenado para el propósito de orden”.

-Primeros vistazos de nuevos centros de detención de menores-

La política anunciada por Sessions en mayo que ya se aplicaba desde el año pasado ha separado a la fuerza a más de 2 mil 400 y tal vez hasta 3 mil familias desde octubre a la fecha. La capacidad de los centros de detención para menores -que oficialmente se llaman albergues pero donde se priva de libertad a los niños- está por superarse con los aproximadamente 11 mil menores inmigrantes bajo custodia federal.

Por primera vez, reporteros de varios medios fueron autorizados a ingresar a uno de estos centros: Casa Padre, un ex Walmart en la frontera con México cerca de Brownsville, donde más de mil 400 niños inmigrantes – decenas de los cuales fueron separados de sus padres y otros que llegaron “no acompañados” – están alojados. La cafetería está donde antes estaba un McDonalds, en los viejos accesos de carga, niños estaban mirando la película “Moana” en español. Cada día llegan más y permanecen en promedio unos 49 días, reportó el Washington Post.

Hacen fila en un pasillo con murales de presidentes estadunidenses, con Trump en primer lugar, dibujado en blanco y negro con una bandera estadunidense de trasfondo y y una cita que tuiteo dos años antes de llegar a la Casa Blanca: “A veces al perder un batalla encuentras una nueva manera de ganar la guerra”.

Todos los días se informa de más historias de lo que algunos críticos llaman una “política oficial de abuso infantil” al separar niños de sus familias, de como en algunos casos las madres escuchan los gritos y chillidos de sus hijos en un cuarto al lado cuando primero son separados, de numerosas instancias donde los padres no saben donde llevaron a sus hijos, de casos de suicidio entre padres al ser separados, de especialistas detallando los traumas que las separaciones provocan en los niños.

Esta semana, una madre hondureña lloro mientras explicaba a su abogada como las autoridades se llevaron a su hijo mientras lo amamantaba en un centro de detención, y cuando la madre se resistió, le pusieron esposas.