El secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, analizó hoy en Seúl con sus socios regionales los resultados de la cumbre de Singapur e insistió en que Washington sigue buscando un desarme del régimen, que aunque llevará tiempo, será “total, verificable e irreversible”.
En una rueda de prensa celebrada tras sus reuniones con el Presidente surcoreano, Moon Jae-in, y sus homólogos de Corea del Sur y Japón, Kang Kyung-wha y Taro Kono, Pompeo subrayó que Washington sigue apostando por la “desnuclearización completa, verificable e irreversible” por la que abogó antes de la cumbre.
Las palabras de Pompeo llegan en respuesta a la vaguedad de los términos empleados en la declaración conjunta que el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el Presidente estadounidense, Donald Trump, firmaron al final de su histórica cita en Singapur el martes, día 12.
Horas antes de sus reuniones en Seúl el secretario de Estado había dicho a los periodistas de la comitiva que le acompaña que “no todo el trabajo apareció en documento final” y que las conversaciones sobre detalles concretos con Pyongyang, que él mismo va a liderar, se retomarán lo más pronto posible.
Trump y Kim firmaron el martes un texto en el que se comprometen a abrir una nueva era de relaciones y a establecer “una paz estable y duradera” mientras Washington brinda garantías de supervivencia al régimen y ambos trabajan para lograr la desnuclearización de la península coreana.
Sin embargo, no se detallaron mecanismos concretos ni plazos de implementación para ninguno de los puntos especificados.
El Presidente surcoreano, que ha insistido en que el desarme norcoreano es una carrera de fondo y que Singapur es solo un primer paso, consideró que las valoraciones negativas que muchos analistas han hecho de la declaración conjunta van a contrapié del sentir de la opinión pública, que ve alejarse la sombra de una guerra.
“Lo que es más importante es el hecho de que ha permitido liberar al mundo entero, incluyendo a los ciudadanos estadounidenses, japoneses o chinos, de las amenazas de una guerra nuclear y de los misiles de largo alcance”, aseguró el mandatario surcoreano en su encuentro con Pompeo.
El jefe de la diplomacia estadounidense también quiso asegurar hoy que “la relajación de sanciones no tendrá lugar hasta el momento en que se haya demostrado que Corea del Norte se ha desnuclearizado por completo”.
Al mismo tiempo dijo que lo acordado en la declaración se implementará de manera “secuencial y con condiciones”, y que Washington espera ver los pasos importantes en el proceso desnuclearizador “en los próximos dos años y medio”.
Esto da a entender nuevamente que Trump habría aceptado un modelo de desarme para Corea del Norte gradual y a cambio de incentivos acompasados, una opción de la que Casa Blanca había renegado por completo hasta el mismo día de la cumbre y tras anular recientemente un acuerdo nuclear similar con Irán.
En cuanto a la suspensión de maniobras conjuntas anuales de Corea del Sur y EU anunciada por sorpresa por Trump al término de la cumbre, el Presidente surcoreano se mostró dispuesto a aplicar esta medida de cara a contribuir al actual clima de diálogo con Pyongyang.
Moon apuntó a esta posibilidad en el caso de que Corea del Norte “implemente medidas de desnuclearización” y de que “continúe el diálogo sincero de Pyongyang con Seúl y Washington con vistas a reducir las hostilidades”, según dijo en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional celebrada tras la visita de Pompeo.
La Canciller surcoreana Kang, en la misma línea, descartó que la alianza Seúl-Washington se vaya a resentir por la suspensión de las maniobras, y afirmó que es un tema que “deben decidir mediante conversaciones las respectivas autoridades de defensa”.
Corea del Norte considera estos ejercicios como un ensayo para invadir su territorio, por lo que las palabras de Trump se interpretan como una concesión -una de las “garantías” mencionadas en la declaración conjunta- hacia el régimen para lograr que avance en su desnuclearización.
Por su parte, Pompeo viaja hoy a Pekín tras su paso por Seúl para reunirse con el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, y continuar la ronda de contactos regionales tras la histórica cita de Singapur.