Con la supervivencia del TLCAN pendiendo de un hilo y Europa y Estados Unidos sumidos en plena guerra comercial, el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM) ha tomado mayor relevancia con el paso de los meses. Numerosos exportadores mexicanos, preocupados por las cuotas impuestas desde Washington a muchos de sus productos, han comenzado a mirar a Europa como un mercado alternativo. En este contexto, la renovación del TLCUEM, que se materializó el pasado 23 de abril, busca hacer a México menos dependiente de las exportaciones a Estados Unidos.
“Las políticas proteccionistas que se han estado impulsando desde Estados Unidos han ayudado a que se agilizaran las negociaciones con Europa” admite César Guerra Guerrero, represente de la Secretaría de Economía de México ante la Unión Europea. Guerrero estuvo afincado en Bruselas durante las duras negociaciones frente a los Veintiocho y sabe de primera mano la importancia de este tratado tanto para México como para la Unión Europea.
“Ha sido complicado encontrar puntos en común, pero creo que ambas partes hemos acabado cediendo y el resultado ha sido satisfactorios para todos”, afirma, convencido de que México no ha cedido más que Europa en las negociaciones. El nuevo TLCUEM supone un impulso al libre comercio entre los dos bloques: el 97 por ciento de los productos que exportará México a la Unión Europea estarán libres de aranceles, mientras que el 93 por ciento de las importaciones de los Veintiocho en territorio mexicano estarán también exentas de cuotas.
Las conversaciones para la renovación del TLCUEM comenzaron en 2013, poco después de la victoria electoral de Peña Nieto, por lo que el papel del PRI ha sido fundamental durante las negociaciones. Hoy, con José Antonio Meade, el candidato del partido presidencial, hundido en las encuestas, la responsabilidad de la firma definitiva del tratado puede caer sobre los hombros de López Obrador, el favorito en los comicios que en ocasiones se ha mostrado crítico con el libre comercio.
Una posible victoria de AMLO ha provocado inquietud entre algunos empresarios mexicanos, por la influencia que pueda tener el actual candidato de Juntos Haremos Historia sobre las inversiones.
Guerra, no obstante, se muestra optimista respecto al futuro del acuerdo pese a un eventual triunfo del político izquierdista. “AMLO ha moderado el discurso” afirma, “no creo que vaya a haber problemas para las empresas en caso de que se haga con la victoria”. El candidato ha suavizado su discurso en puntos clave como la reforma energética y el TLCAN. “No percibo que AMLO esté en contra del libre comercio y no contemplo que el nuevo Gobierno no firme el TLCUEM”, sentencia.
PROBLEMAS EN EUROPA
Pese a que la parte más complicada del camino ya está superada, para que el tratado vea la luz de manera definitiva todavía tendrá que ser ratificado por todos los parlamentos nacionales que conforman la Unión Europea. Una negativa del nuevo gobierno italiano, que ya rechazó ratificar el CETA hace dos semanas, podría acabar echando por tierra las negociaciones. Pese a ello, Guerra se muestra optimista: “Lo que se ha acordado es una mejora de un tratado ya existente que está en vigor”. “Italia ya está dentro del TLCUEM”, afirma, “por lo que no tiene sentido que quiera salirse del nuevo acuerdo”.
Si el TLCUEM logra finalmente superar todos los obstáculos podrá entrar en vigor para el año 2020. “El acuerdo tranquilizará a los exportadores mexicanos que dependen mucho del TLCAN”, sentencia Guerra, y dará a México una nueva salida ante la guerra comercial que propone Donald Trump desde Washington.