Hay una alarma creciente sobre la escalada de anuncios y de iniciativas que los tres actores principales del escenario comercial y económico del mundo -Estados Unidos, Europa y China- están llevando a cabo en lo que son los primeros pasos de una guerra comercial de dimensiones extraordinarias que ya nadie cree que se pueda evitar.
Washington ha anunciado que implementaría aranceles a importaciones chinas por valor de 34 mil millones de dólares a partir de mañana 6 de julio y Pekín ha prometido represalias el mismo día. China insistió hoy en que no quiere una guerra comercial, pero dice estar “totalmente preparada” y está obligada a reaccionar para defender el interés del país y de su pueblo.
“China ha reiterado varias veces que no va a disparar la primera bala, no vamos a aplicar medidas arancelarias antes de que lo haga Estados Unidos”, destacó hoy en rueda de prensa en Pekín Gao Feng, portavoz del Ministerio de Comercio.
Según lo previsto, mañana a las 00:00 hora de Washington (04.00 GMT, 12.00 horas del mediodía de Pekín) entrarán en vigor un conjunto de aranceles del 25 por ciento a 818 productos chinos por valor de 34 mil millones de dólares, la mayoría del sector industrial y tecnológico.
Estos gravámenes afectarán no sólo a las compañías chinas, sino también a empresas extranjeras basadas en el país asiático, alertó el portavoz, incluidas las estadounidenses.
“Alrededor del 59 por ciento de los productos a los que se les aplicará aranceles, que representan más de 20 mil millones de dólares, son fabricados por empresas extranjeras en China y, de ellas, muchas son estadounidenses”, señaló Gao.
El portavoz insistió en que con esta decisión “EU está atacando a la cadena de inversión de todo el mundo, abriendo fuego contra todos e incluso disparándose a sí mismo”. Por ello, pidió a todos los países que se unan para “ir en contra del proteccionismo y el unilateralismo de forma contundente” y para defender el interés de todos los pueblos.
La fuente ministerial hizo hincapié en que “China no va a someterse ante las amenazadas y chantajes y no va a vacilar en su determinación de defender la libertad del comercio mundial y el multilateralismo”.
Pekín ya ha advertido al Presidente estadounidense, Donald Trump, de que si estos gravámenes se aplican reaccionará con aranceles por el mismo valor a 545 bienes importados de Estados Unidos, principalmente del sector agrícola -como la soja- y automovilístico.
En caso de que lleve a cabo esta medida en respuesta, Washington ha amenazado con una nueva remesa de aranceles a otras exportaciones chinas que totalizan unos 200 mil millones de dólares.
Esta actitud, insistió Gao, va en contra de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), así como la voluntad de imponer la ley doméstica por encima de la regulación internacional.
“Destruir el orden del comercio y la economía mundial es algo a lo que se pueden oponer todos los miembros de la OMC”, reivindicó.
A pesar de que ha advertido que tomará represalias, el portavoz quiso garantizar que China “protegerá el interés legítimo de todas las empresas” ubicadas en el país y “se esforzará en ayudarlas a amortiguar los posibles impactos” de la batalla comercial.
EL MUNDO ATENTO A LA GUERRA COMERCIAL
Los principales diarios económicos del mundo están atentos a la guerra comercial que inicia mañana si Estados Unidos aplica los aranceles a China, la segunda mayor economía.
Los medios estatales chinos mantuvieron su tono crítico con Estados Unidos. El medio oficial Daily China dijo que Estados Unidos estaba intentando de manera intencionada prevenir que China se desarrollara para que no lograra ser capaz de desafiar el papel de Estados Unidos en el orden económico mundial.
El Washington Post entrevistó a diversos analistas, quienes coinciden que la guerra comercial de Trump con China finalmente está aquí, y no será bonita. Los primeros aranceles del Presidente Trump están programados para llegar a 34 mil millones de las importaciones chinas el viernes, y Beijing planea responder rápidamente con gravámenes sobre cientos de productos estadounidenses, incluidos carne de cerdo, aves de corral, soja y maíz.
Las empresas estadounidenses en China ya están informando de aumentos en las inspecciones aleatorias en los puertos. Un fabricante estadounidense dijo al diario que las autoridades chinas en promedio solían inspeccionar el 2 por ciento de los vehículos que enviaba al extranjero. Desde junio, los agentes han analizado cada producto más de cerca.
“No esperen que la ‘guerra’ salga a la luz en un campo de batalla de tarifas imaginarias de ojo por ojo”, dijo al Washington Post James Zimmerman, socio de la oficina de abogados internacionales Perkins Coie LLP en Beijing. “La batalla real estará en los flancos”, en forma de inspecciones innecesarias, cuarentenas de productos y mayor escrutinio reglamentario.
Las cadenas de suministro también sufrirán un duro golpe, dijo al diario Cliff Tan, director de investigación de mercados globales para Asia oriental en el MUFG Bank de Japón en Hong Kong. El conjunto inicial de aranceles de Estados Unidos podría afectar negativamente a las empresas del sector tecnológico y aumentar el precio de los productos de “tipo Walmart”.
“Es como una guerra en la que todo el mundo se apunta a sí mismo”, dijo Tan.
El conflicto sobre el comercio entre Estados Unidos y China se ha venido gestando durante años, pero se ha intensificado rápidamente en 2018. El 3 de abril, Estados Unidos publicó una lista de objetivos para los aranceles propuestos sobre importaciones chinas por valor de 50 mil millones de dólares, apuntando a alta tecnología e industrial bienes. El 4 de abril, China devolvió el fuego.
Esto es lo que afirma Le Monde: “Tras haber maltratado a Europa imponiendo un arancel del 25 por ciento a sus exportaciones de acero y del 10 por ciento a las de aluminio, Washington, en nombre de la seguridad nacional de Estados Unidos, se prepara para atacar a las exportaciones de vehículos. Europa se dispone a reaccionar. Los socios comerciales de Estados Unidos, entre ellos Europa, piensan imponer aranceles a 252 mil millones de euros de exportaciones norteamericanas. Es decir, al 19por ciento del total”.
Y el diario parisino añade: “el impacto de una guerra comercial sería comparable al de la gran recesión de 2008-2009, según los expertos de la presidencia francesa. El deterioro de las relaciones con los Estados Unidos inquieta a Bruselas, que se prepara para “el peor escenario”: la ruptura completa de los lazos transatlánticos. El futuro del comercio mundial preocupa a los inversores y las bolsas están particularmente nerviosas”.
Por su parte, el Financial Times informa de lo siguiente: “Este viernes Estados Unidos impondrá sobretasas a 34 mil millones de dólares de importaciones procedentes de China y se espera que Pekín tase una cantidad similar mientras la naciente guerra comercial entre las dos mayores economías continúa creciendo. Añádase eso a las muchas tarifas y contra-tarifas que se están imponiendo entre Europa y Norteamérica y el valor de las guerras comerciales que el presidente Trump ha lanzado alcanzarán los 100 mil millones de dólares a finales de esta semana”.
“Pero eso es sólo el principio. Dentro de no mucho las guerras comerciales de Trump pueden alcanzar el billón de dólares. Eso tendría consecuencias económicas tanto para Estados Unidos como para el resto del mundo. Equivaldría a más de un cuarto de los 3,9 billones de dólares del comercio norteamericano con el resto del mundo del año pasado y alcanzaría el 6% del comercio global de mercancías”.
En otra información el Financial Times destaca la caída que en los últimos días ha registrado el renminbi, la moneda china, y dice lo siguiente: “Los temores a una repetición de las caídas del renminbi en agosto de 2015 y enero de 2016 están afectando a la actitud de los mercados y los analistas debaten a la hora de explicar la caída de la moneda china. Una de esas explicaciones alimenta la ansiedad respecto a la actitud china: la de que Pekín estuviera permitiendo deliberadamente que el renmbinbi cayera como un instrumento en su disputa comercial con Estados Unidos. “Es muy plausible”, dice Charlie Robinson, economista jefe de Renaissance Capital. Si esa estrategia estuviera siendo conducida por el Banco Popular de China abriría un nuevo frente en las relaciones con Estados Unidos: la guerra monetaria”.
The New York Times: “A Estados Unidos le conviene que López Obrador tenga éxito”. Mientras la prensa norteamericana de derechas demoniza al nuevo Presidente electo de México y pronostica toda suerte de desastres en el país vecino, uno de los editoriales del New York Times de este martes contempla la cuestión desde un ángulo completamente distinto:
“Una cosa es segura: las relaciones entre México y Estados Unidos no van a mejorar. Trump es despreciado en México por muchas razones obvias y aunque López Obrador ha dicho que quiere unas relaciones “respetuosas y cooperativas” con Estados Unidos, él mismo es muy consciente que los esfuerzos de su predecesor para forjar unas relaciones positivas con Trump terminaron con su humillación. Y aunque Trump haya felicitado por Twitter a López Obrador por su victoria, la consejera de Trump Kellyanne Conway ha vuelto muy pronto a hablar de la construcción del muro y de que México tendría que pagarlo”.
“Si hay un peligro para los Estados Unidos con la elección de López Obrador no es que éste lleve a su país hacia la izquierda radical, sino que no consiga satisfacer las altas expectativas que ha generado. Sus predecesores prometieron muchas de las mismas cosas que él ha prometido, pero terminaron gestionando crisis, no consiguiéndolo. Sin embargo, sus predecesores procedían de partidos establecidos. López Obrador ha añadido a ello la promesa populista de una transformación profunda”.
“Si el gobierno de Trump opta por hacerle la vida difícil, sólo profundizará los problemas de México y aumentará el poder de los cárteles de la droga y la desesperación de la gente dirigiéndola contra el norte. Lo que le interesa a México, y por tanto a los Estados Unidos, es que el nuevo Presidente tenga éxito”.